La falta de presencia de mano de obra calificada en la Región y el país
Edición Impresa | 28 de Abril de 2025 | 01:51

La falta de formación técnica que se refleja en la escasez de mano de obra calificada fue señalada como una falencia estructural que hoy jaquea a gran parte de la dinámica económica de la Región, según se reflejó en un informe publicado ayer en este diario. Los desarrolladores de nuestra zona enfrentan dificultades para conseguir albañiles, electricistas, plomeros y gasistas, entre otros oficios vitales para la dinámica de la construcción. Pero también sufren esas falencias los miles de habitantes que necesitan reparar o ampliar sus hogares
“La construcción atraviesa vaivenes muy marcados y ligados con la marcha de la economía, con picos hacia arriba o abajo. Entonces, cuando se supera una etapa negativa y se ingresa en una fase expansiva, es difícil encontrar oficiales calificados porque ya la actividad los despidió cuando la situación era mala y se fueron a otro rubro”, fue el testimonio que ofreció el presidente de Apymeco, entidad local con alcance bonaerense que nuclea a las pymes del sector.
Además del éxodo también influye, como se lo ha señalado reiteradamente en las columnas de este diario, la decadencia de las escuelas técnicas, que luego de una primera etapa de expansión, no alcanzaron a superar los efectos muy positivos que originaron las primigenias escuelas de artes y oficios, en las cuales se fundamentó en gran medida el despegue de la Argentina a fines del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX.
Ello no impide minimizar el efecto alcanzado por la migración de mano de obra calificada hacia otras regiones, a partir de la falta de oportunidades en la Región, por la pandemia y sus restricciones, en un contexto en el que ciudades bonaerenses como Mar del Plata, Tandil o Bahía Blanca registraron un despegue en el sector de la construcción, tal como señaló el presidente del Colegio de Arquitectos Distrito I.
Se dijo también en el informe publicado que el problema no es nuevo, pero que se agrava, y que además un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) reveló que más del 40 por ciento de las empresas constructoras en América Latina tienen dificultades para conseguir personal calificado. Y un estudio del Banco Mundial estima que, en países como Argentina, Chile y Perú, los costos de construcción han aumentado entre un 8 y un 12 por ciento por este motivo.
La falta de calificación, la declinación de la educación técnica a raíz de la gran migración que se produjo en la década del `90 hacia la educación convencional, despojándose a la primera de infraestructura y personal necesario para formar a los jóvenes en los distintos oficios, devaluándose la excelencia del título de técnico y la creciente necesidad de mayor capacitación que se advierte en esta época son factores que conspiraron para explicar el panorama actual.
Por encima de las respetables preferencias personales, se debería trabajar para equilibrar la matrícula educativa de acuerdo con las necesidades estratégicas del país y, asimismo, con las posibilidades que ofrece el mundo del trabajo, fomentándose, además, la posibilidad de que las personas adultas pudieran también optar por estas alternativas.
Un mejor caudal de información sobre las diversas opciones existentes; la realización en el nivel secundario de test vocacionales completos; la divulgación en los estudiantes de conocimientos básicos acerca del esfuerzo que significa iniciar y concluir una carrera universitaria, las posibilidades laborales rápidas que ofrecen las escuelas técnicas, forman parte de los contenidos que deberían brindar las escuelas. Está claro que una cabal formación educativa no puede prescindir de brindar asistencia a los jóvenes, en el delicado proceso de decisión de su futuro.
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