Avances en el tratamiento del mieloma múltiple
Edición Impresa | 3 de Abril de 2025 | 01:57

El mieloma múltiple es una enfermedad oncohematológica que afecta a las células plasmáticas, un tipo de glóbulo blanco que se origina en la médula ósea y que desempeña un papel clave en el sistema inmunológico. En Argentina se diagnostican alrededor de 1.300 nuevos casos por año, principalmente en personas mayores de 60 años.
En muchos casos, el mieloma múltiple no presenta síntomas evidentes en sus etapas iniciales, por lo que su diagnóstico puede surgir a partir de estudios de rutina o de otras afecciones. Con todo, algunos signos de alerta que podrían indicar la presencia de la enfermedad incluyen dolor óseo persistente, anemia, niveles elevados de calcio en sangre, insuficiencia renal e infecciones recurrentes.
Daratumumab es un anticuerpo monoclonal humano que se une a una proteína de membrana (CD38) presente en las células del mieloma múltiple e induce la muerte de las células tumorales mediante diferentes mecanismos. Está aprobado en Argentina en pacientes con Mieloma múltiple de nuevo diagnóstico no candidato a trasplante y en estadios más avanzados de la enfermedad.
Recientemente, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó una nueva indicación, en combinación con otros tres medicamentos (bortezomib, lenalidomida y dexametasona - D-VRd), para el tratamiento de pacientes adultos con Mieloma Múltiple candidatos a trasplante recientemente diagnosticados.
Esta aprobación está respaldada por datos del estudio de fase 3 PERSEUS7, que evalúa daratumumab combinado con bortezomib, lenalidomida y dexametasona (D-VRd) en comparación con bortezomib, lenalidomida y dexametasona (VRd) en pacientes con mieloma múltiple recién diagnosticado (NDMM) que son elegibles para un trasplante autólogo de médula ósea (ASCT).
mejora significativa
Los hallazgos del estudio demostraron una mejora significativa en el objetivo primario de supervivencia libre de progresión (PFS), con D-VRd reduciendo el riesgo de progresión de la enfermedad o muerte en un 58% en comparación con la terapia estándar (VRd).
El tratamiento con D-VRd resultó en respuestas más profundas al final de la consolidación en comparación con VRd: una respuesta completa o superior del 87,9% frente al 70,1%, una tasa general de enfermedad mínima residual negativa del 75,2% frente al 47,5%, una sobrevida libre de progresión a los 48 meses de 84,3% frente a un 67,7% de la terapia estándar.
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