“El Brutalista”: y el Teatro que resurgió de las cenizas
Edición Impresa | 6 de Abril de 2025 | 03:30

Camila Moreno
cmoreno@eldia.com
Un edificio que renació de las cenizas, un arquitecto que también. El paralelismo entre el Teatro Argentino y la película “El Brutalista” es inevitable, no solo por el movimiento arquitectónico sino también por el resurgir.
Tres premios Oscar se llevó el filme de Brady Corbet, que relata la historia de László Tóth, un arquitecto húngaro que sobrevivió al holocausto y, recién llegado a Estados Unidos, es contratado por un empresario millonario con el que se embarca en la construcción de un edificio descomunal.
Una biblioteca, un auditorio, un gimnasio y una capilla, todo condensado en un gran edificio de concreto pensado por este arquitecto, interpretado por Adrien Brody (ganó el Oscar al mejor actor).
Ficción. Pero la ficción remite a la realidad y ver el colosal edificio planeado por Tóth hace recordar al Teatro Argentino de nuestra ciudad.
El Teatro es el único edificio La Plata construido bajo estos parámetros. Cumple con todas las características del brutalismo “el uso de hormigón, forma geométrica, aspecto inacabado, prioridad a la funcionalidad, materiales robustos y asequibles, honestidad estructural, contraste estético y evita detalles superfluos”, describió la arquitecta Florencia Villano.
La preponderancia de estos materiales se debe a que es un movimiento que surgió durante la posguerra, como respuesta a la necesidad de reconstrucción rápida y económica en Europa. Priorizaba la funcionalidad por sobre la ornamentación. Los materiales se reducían a hormigón, acero y vidrio.
Pero lo que en un principio fue necesidad, rápidamente se transformó en tendencia. “Se puso de moda entre las décadas del 50 y del 80. Cuando una ciudad quería demostrar su modernidad, lo hacía con este estilo, como por ejemplo: La Ópera de Sydney (Australia 1973) o el teatro Nacional de Londres (1963)”, destacó Villano.
El Teatro Argentino
Inaugurado en 1890, el primer Teatro Argentino era una construcción de estilo renacentista, que durante décadas se erigió en pleno centro de la Ciudad. Pero en 1977 un voraz incendio lo redujo a cenizas, dejando durante años un hueco en el corazón de La Plata.
En 1980 se emprendió su reconstrucción bajo un proyecto de los arquitectos Enrique Bares, Tomás García, Roberto Germani, Inés Rubio, Alberto Sbarra y Carlos Ucar.
“Fue construido con un diseño inspirado en el trazado urbano de La Plata”
“Lo que lo hace especial no es solamente su arquitectura, sino también su historia. Debemos tener en cuenta que este teatro surge de las cenizas de un edificio anterior, que sufrió un incendio durante el último gobierno militar y terminó siendo demolido. Y si se tienen en cuenta las dos edificaciones, albergan casi la misma cantidad de años de historia que la ciudad de La Plata”, señaló Villano.
La reconstrucción culminó en 1999 con la inauguración de la sala “Alberto Ginastera”, que cuenta con capacidad para 2.200 espectadores. Además tiene otras dos salas, la “Astor Piazzolla”, diseñada como un microcine y dedicada a conciertos de cámara, producciones teatrales, recitales populares, conferencias, congresos, clases magistrales y simposios. Alberga a 300 espectadores. Y por último la sala “Emilio Pettoruti”, lugar donde se muestras y exposiciones.
La inclusión en el entramado de la Ciudad
A priori, su monumental aspecto parece que poco tienen que ver con la Ciudad. Algo que impactó en su momento a quienes con nostalgia recordaban el viejo Teatro Argentino. Esto también pasa en “El Brutalista”, con una enorme construcción impensada para las características del espacio utilizado. Pero en verdad toda la estructura del edificio platense remite a la historia de La Plata.
Se caracteriza por el uso de hormigón y prioriza la funcionalidad
“El nuevo Teatro fue construido con un diseño inspirado en el trazado urbano de La Plata, con líneas rectas y ángulos definidos que evocan la cuadrícula característica de la Ciudad.
Desde el frente es imposible notarlo, pero desde el aire claramente se dibuja un rectángulo dentro de un octógono delimitado por cuatro diagonales”, explicó la especialista y consideró: “Lamentablemente se ha visto desdibujado en el tramado actual debido a los edificios de alrededor que son mucho más altos y opacan la monumentalidad con la que fue diseñado”.
En tanto quienes aún añoran aquel teatro renacentista, más “lindo” estéticamente, es porque experimentan una de las sensaciones más comunes que suelen ocurrir al observar una obra brutalista, de tales dimensiones. En ese sentido, Villano analizó: “Suele pasar con las construcciones de estilo brutalista, que no se encuentren entre las más apreciadas por el público en general. Puede ser un poco por lo rudimentario o hasta quizás frío en su estética en contraposición al estilo renacentista, quizás también porque recuerda para muchos una época triste de la historia como las posguerra en Europa o la dictadura en Argentina”.
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