Julio Verne, el visionario que anticipó el futuro de la ciencia
Edición Impresa | 6 de Abril de 2025 | 03:00

Hace 120 años falleció Julio Verne, un escritor que no solo entretuvo a generaciones con sus relatos de aventuras, sino que también cimentó las bases de lo que hoy se conoce como literatura científica. Con una capacidad sorprendente para imaginar el porvenir, Verne logró plasmar en sus obras tecnologías que, en su tiempo, parecían producto de la fantasía pero que luego se convertirían en realidad.
Nacido en Nantes, Francia, en 1828, Verne fue testigo del auge de la Revolución Industrial y del impacto que los avances tecnológicos tenían en la sociedad. Fascinado por la ciencia y la exploración, encontró en la literatura el canal perfecto para especular sobre lo que el futuro podía traer. En colaboración con su editor Pierre-Jules Hetzel, publicó la serie “Viajes extraordinarios”, una colección de 54 novelas que combinaban aventuras trepidantes con explicaciones científicas rigurosas y detalladas.
Entre sus obras más emblemáticas se encuentran Veinte mil leguas de viaje submarino, donde presentó el concepto del submarino moderno mucho antes de que existiera, y De la Tierra a la Luna, en la que describió un lanzamiento espacial con asombroso nivel de precisión. En París en el siglo XX, novela que permanecía inédita hasta 1994, Verne imaginó una ciudad dominada por los rascacielos, los autos de combustión y la comunicación instantánea, anticipando varios de los elementos que hoy son parte de la vida cotidiana.
El método de Verne consistía en documentarse exhaustivamente antes de escribir. Consultaba informes científicos, correspondía con expertos y se mantenía al tanto de los desarrollos tecnológicos de su época. Este rigor le permitió dotar a sus novelas de una credibilidad que las diferenció de otros relatos fantásticos. A diferencia de sus contemporáneos, no se limitó a narrar peripecias imaginativas, sino que exploró los principios físicos y mecánicos que podrían hacerlas posibles.
La influencia de Verne se extiende hasta nuestros días. No solo fue una inspiración para escritores de ciencia ficción como H.G. Wells y Arthur C. Clarke, sino que también motivó a científicos e ingenieros a convertir en realidad algunas de sus ideas. Su legado demuestra que la literatura no solo refleja la ciencia de su tiempo, sino que también puede impulsarla hacia nuevos horizontes.
1. Veinte mil leguas de viaje submarino (1870) – Acompaña al Capitán Nemo a bordo del Nautilus en una travesía submarina llena de maravillas y peligros.
2. Viaje al centro de la Tierra (1864) – Un profesor y su equipo se embarcan en una expedición a través de un volcán en Islandia que los lleva a un mundo subterráneo desconocido.
3. La vuelta al mundo en 80 días (1872) – El excéntrico Phileas Fogg apuesta que puede dar la vuelta al mundo en solo 80 días, enfrentando imprevistos y aventuras en cada etapa del viaje.
4. De la Tierra a la Luna (1865) – Relata el ambicioso proyecto de un grupo de científicos para lanzar un proyectil tripulado con destino a la Luna, anticipando la era espacial.
5. Los hijos del capitán Grant (1868) – Una historia de aventuras y exploraciones por el hemisferio sur en busca de un náufrago desaparecido.
6. Miguel Strogoff (1876) – Un emocionante relato sobre un correo del zar que debe atravesar Siberia para entregar un mensaje crucial.
7. París en el siglo XX (escrita en 1863, publicada en 1994) – Una sorprendente visión futurista que predice avances tecnológicos como los rascacielos, los automóviles y las redes de comunicación.
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