Un poderoso fármaco para el dolor que ha desatado una crisis global
Edición Impresa | 14 de Mayo de 2025 | 04:04

Desarrollado originalmente en 1959 por un químico belga para uso médico, el fentanilo es un opioide sintético extremadamente potente, tanto que su efecto es unas 50 veces mayor que la heroína y hasta 100 veces más potente que la morfina. Al actuar sobre el sistema nervioso central, este fármaco produce alivio del dolor, sedación y euforia, pero también disminuye la frecuencia respiratoria y el nivel de conciencia, lo que hace que su uso deba ser cuidadosamente controlado.
En el ámbito médico, el fentanilo se utiliza principalmente para el tratamiento del dolor agudo y crónico intenso, especialmente en pacientes con cáncer o en aquellos que han desarrollado tolerancia a otros analgésicos. También se usa como anestésico en procedimientos quirúrgicos debido a su acción rápida y eficaz.
Los médicos lo administran de diversas formas: en inyecciones intravenosas o intramusculares, parches transdérmicos, comprimidos sublinguales, pastillas bucales y aerosoles nasales. Esta variedad de presentaciones permite adaptar el tratamiento a las necesidades del paciente, ya sea para un alivio rápido o sostenido del dolor.
Los parches de fentanilo son especialmente útiles para el manejo del dolor crónico, ya que liberan el fármaco de forma continua durante 72 horas. Por otro lado, las formulaciones de liberación rápida, como las pastillas sublinguales o los aerosoles, son indicadas para el dolor irruptivo, es decir, picos de dolor intensos que ocurren a pesar del tratamiento con opioides de acción prolongada.
SUS RIESGOS
Aunque el fentanilo es un medicamento muy efectivo, su uso implica riesgos significativos. Entre los efectos secundarios más comunes se incluyen náuseas, vómitos, estreñimiento, somnolencia, mareos y confusión. Sin embargo, los riesgos más graves están relacionados con la depresión respiratoria, una disminución potencialmente fatal en la capacidad de respirar. Esta condición puede ocurrir incluso con dosis relativamente pequeñas, especialmente en personas que no están acostumbradas a los opioides.
Además, como otros opioides, el fentanilo tiene un alto potencial de abuso y dependencia. El cuerpo puede desarrollar tolerancia rápidamente, lo que lleva a requerir dosis mayores para obtener el mismo efecto, incrementando el riesgo de sobredosis. Por esta razón, su prescripción está estrictamente regulada en la mayoría de los países.
Con todo, en las últimas décadas, el fentanilo ha pasado de ser un medicamento usado estrictamente en contextos médicos a convertirse en un protagonista de la crisis global de opioides. El problema radica en la producción ilegal de fentanilo, generalmente en laboratorios clandestinos. Estas versiones ilegales del fármaco suelen estar mezcladas con otras drogas como la heroína, la cocaína o incluso píldoras falsificadas de medicamentos comunes, lo que aumenta significativamente el riesgo de sobredosis accidental.
Debido a su alta potencia, incluso cantidades extremadamente pequeñas de fentanilo pueden ser letales. De hecho, tan solo 2 miligramos pueden causar la muerte en una persona no tolerante a los opioides. Esto ha llevado a un aumento alarmante en las muertes por sobredosis en muchos países, especialmente en Estados Unidos, donde el fentanilo está relacionado con más del 60% de las muertes por sobredosis de drogas en los últimos años.
Para enfrentar esta crisis, algunos gobiernos y organismos internacionales han implementado diversas estrategias. Entre ellas se encuentran el fortalecimiento de la vigilancia de recetas médicas, campañas de concienciación sobre los peligros del fentanilo, distribución de kits de naloxona (un antídoto que revierte temporalmente los efectos de una sobredosis de opioides), y el aumento de penas para la producción y tráfico ilegal del fármaco.
También se está promoviendo el acceso a tratamientos de desintoxicación y rehabilitación para personas con trastornos por consumo de opioides, incluyendo terapias de sustitución con medicamentos como la metadona o la buprenorfina.
En suma, el fentanilo es una herramienta médica poderosa cuando se usa correctamente, bajo supervisión profesional y con fines terapéuticos. No obstante, su enorme potencia y la creciente circulación ilegal lo han convertido en una de las drogas más peligrosas de la actualidad.
Por su potencia, incluso dosis muy pequeñas de fentanilo pueden resultar letales
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