Los celulares, un desafío en las aulas de La Plata
Edición Impresa | 15 de Mayo de 2025 | 04:13

Un desafío enorme se plantea en cada jornada en las escuelas por el uso del celular en alumnos de la primaria y la secundaria. Un estudio de Unesco y Unicef expuso que el acceso a estos equipos inteligentes en Argentina es cada vez más precoz: a los 9 años. Además registró el impacto en la atención en el aula y los problemas en el aprendizaje.
Facundo Stazi, docente y asesor pedagógico en distintos colegios de La Plata y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, planteó que “hay dos realidades opuestas. En uno de los colegios lo prohibieron sin más que alguna nota para que los profesores los sacaran. En otro se trabajó durante dos años con los padres porque hay que educarlos a ellos también”.
Para el docente , el uso del teléfono está “retrasando el desarrollo de los alumnos. La atención voluntaria e involuntaria están afectadas seriamente. El celular es un llamador de atención. Nos toma la energía con su luz, movimiento y sonido. En el mundo ya es una preocupación creciente”.
El pedagogo agregó que “los alumnos no están logrando solucionar un problema de convivencia, un conflicto cara a cara”.
Luego, apuntó que “hace diez años celebraba la llegada de estos dispositivos. Pero se nos fue de las manos. No necesitamos teléfonos inteligentes, necesitamos chicos inteligentes que puedan usar el equipamiento”, dijo. Y dio un ejemplo puntual: “En países nórdicos están volviendo a equipos básicos para que los chicos sólo se comuniquen, evitar que accedan a Internet y entrar a juegos que parecen básicos, inocuos, pero en realidad se llevan lo mejor de ellos: su tiempo. Incluso, induciendo a las apuestas sin usar un peso real, pero con monedas de ficción los lleva a ganar cofres u otros premios, lo que necesita un esfuerzo de atención y tiempo”.
Lucas Domínguez, director de la Escuela Albores, de Hernández, planteó que “los alumnos del ciclo básico de la secundaria (de primero a tercer año) tienen más dificultades que los alumnos del ciclo superior (de cuarto a sexto año) para administrar el tiempo con respecto al uso del celular. Se hace más evidente en el primer año de la secundaria, los que recién dejan la primaria. En los recreos hemos observado que en las zonas con más accesos a wi fi se armaban rondas de estudiantes con celulares en mano, sin contactar visualmente. Esto nos empezó a preocupar. Trabajamos el tema con los estudiantes, docentes y equipos pedagógicos para armar un acuerdo de convivencia y se limitó el uso de los equipos. Aquellas materias en las que el celular puede ser necesario para una búsqueda o abordar un tema puntual pueden utilizarlo bajo la administración del docente. En el resto de las asignaturas, no. Esto redundó en una mejor convivencia (conectan más entre sí) y en el aprovechamiento del tiempo para avanzar en los contenidos”.
El directivo dijo que también se habló con los padres. “Hubo muchas situaciones (descomposturas, por ejemplo) en las que el alumno, principalmente del ciclo básico, se comunicaba con los padres para que los fueran a buscar y la escuela no estaba enterada del episodio. Dialogamos con las familias y les pedimos que antes de venir se comuniquen con la escuela y establecer un vínculo para abordar un caso y avanzar de forma conjunta para solucionarlo”.
INFORME
El informe Kids Online Argentina 2025, elaborado por Unicef y y Unesco sostiene que el 95 por ciento de los chicos de entre 9 y 17 años tiene su propio celular con acceso a Internet, y el 88 por ciento se conecta todos o casi todos los días desde ese dispositivo. La edad promedio de acceso al primer celular es de apenas 9,6 años.
Indican en la Asociación de Institutos de Enseñanza Privada de Argentina (Aiepa) que “si bien el 61 por ciento lo usa todos los días para estudiar y la mitad dice haber aprendido algo nuevo on line, sólo un 60 por ciento considera saber identificar si una fuente de información es confiable”, se sostiene.
“Son datos que vemos día a día en nuestras escuelas: chicos que llegan con el celular como una extensión de su mano, con dificultades para sostener la atención o el diálogo cara a cara. No hay una única solución, pero sí un consenso: el tema no puede ser ignorado”, dijo el secretario ejecutivo de Aiepa, Martín Zurita.
En ese contexto, la escuela todavía busca recetas: ¿permitirlos, regularlos, prohibirlos? Hay colegios que aplican restricciones, otros que delegan la decisión en los docentes, y quienes buscan integrar los dispositivos de forma pedagógica.
“Estamos viendo que, sin una regulación adecuada, las aulas pierden foco y calidad educativa”, señaló Zurita.
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