“No te asustes, abuelo”: dramático asalto a dos jubilados en La Loma

Encapuchados irrumpieron en su hogar, los retuvieron y se llevaron hasta el coche. La investigación apuntaría a un golpe planificado

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La noche del lunes se transformó en pesadilla para un matrimonio de jubilados de La Loma.

A las 03:30 de la madrugada, cuando la ciudad parecía sumida en el más profundo de los silencios, en una vivienda, ubicada en la calle 45 entre 27 y 28, comenzaba a vivirse un infierno por la irrupción violenta y aterradora de tres hombres encapuchados, vestidos de negro, que entraron como sombras y se movieron con la precisión de quienes saben exactamente lo que buscan.

“Un golpe comando”, señaló una fuente consultada a EL DIA.

Él, de 83 años. Ella, de 72. Dormían, ajenos a lo que estaba por ocurrir. La oscuridad fue testigo muda del instante en que los intrusos se adentraron en su hogar. No rompieron nada, no gritaron al principio. Solo aparecieron, como espectros, en medio de la noche, con pasamontañas, barbijos y frialdad quirúrgica.

Uno de ellos rompió el silencio con una frase que hiela la sangre: “No te asustes, abuelo, no te asustes que venimos a llevarnos algo”, dijo uno de los hampones con una rara mezcla de consuelo y amenaza encubierta. No necesitaron mostrar armas: su sola presencia, sus rostros ocultos, la frase revestida con una falsa compasión y sus movimientos calculados bastaban para infundir terror.

En segundos, redujeron al matrimonio y los encerraron en sus habitaciones. El dormitorio se volvió una prisión. Mientras los abuelos temblaban en la oscuridad, los delincuentes se tomaron su tiempo. Revolvieron la casa entera, revisaron muebles, cajones, armarios. Buscaban dinero, objetos de valor, y lo encontraron. Se llevaron 200 mil pesos en efectivo, dos teléfonos celulares y como broche final de su voraz faena, robaron el vehículo de la pareja: un Renault Sandero Stepway gris oscuro.

Con ese mismo auto huyeron, perdiéndose por la calle 45 hacia la avenida 26, como si se tratara de un escape ensayado mil veces. Nada fue al azar. Esa es la conclusión a la que apuntan los investigadores. Todo indica que se trató de un robo meticulosamente planificado.

Los delincuentes sabían dónde entrar, qué buscar y cómo moverse sin dejar rastro. Se presume que vigilaban a la pareja desde hacía días. La elección del horario, el sigilo con que operaron, el conocimiento de los espacios: todo habla de una banda que estudia a sus víctimas antes de actuar.

Ahora, las cámaras de seguridad de la zona se han convertido en la única esperanza de reconstruir los pasos de los ladrones. Imagen por imagen, cuadro por cuadro, los expertos analizan con lupa los movimientos, las siluetas, cualquier indicio que permita identificar a los autores y desbaratar la banda. La policía se aferra a cada pista como si fuera una hebra del ovillo que podría desatar toda la trama.

Recrudece el miedo

Este reciente episodio de inseguridad que tuvo como víctimas a dos jubilados se suma a una seguidilla de robos reportados en ese sector de La Plata. Tal como viene informando este diario, La Loma viene siendo castigada fuertemente por el delito a tal punto que semanas atrás los propios vecinos alzaron la voz para exigir medidas.

Durante el uno de los últimos encuentros vecinales, uno de los frentistas expuso los que muchos otros habitantes de La Loma ya comprobaron: “Cuando oscurece ya no se puede salir a la calle, porque te arriesgas a un robo, ya que las calles se van quedando sin circulación de gente”. “Estamos cansados, asediados por quienes atacan tanto de día como de noche. Por eso decidimos juntarnos y exigir medidas”, comentaron. Sin embargo, parece que nada cambió.

 

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