EE UU-China y una guerra por los microchips

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Isabel Kua

Estados Unidos tiene en la mira al gigante chino Huawei por los chips avanzados para el desarrollo de inteligencia artificial (IA), un nuevo episodio del conflicto entre Pekín y Washington por la supremacía en las tecnologías de punta.

El Departamento de Comercio de Estados Unidos publicó el 12 de mayo un comunicado en el que detalla un nuevo enfoque para restringir el acceso de China a semiconductores avanzados. La intención fue derogar medidas implementadas bajo el gobierno de Joe Biden, destinadas a proteger los chips estadounidenses del traspaso tecnológico hacia China.

Estas medidas, que debían entrar en vigor el 15 de mayo, permitían a países considerados “confiables” por EE UU importar libremente chips de IA, pero restringían o prohibían su exportación a muchos otros, incluido China. También se advirtió sobre “posibles consecuencias” si chips de IA fabricados en Estados Unidos son utilizados para entrenar modelos chinos de inteligencia artificial.

Según Lizzi Lee, investigadora del Asia Society Policy Institute, este anuncio buscó “reorientar la potencia” de las restricciones directamente hacia China. Un análisis compartido por Manoj Harjani, investigador en Singapur, que señala que este cambio de rumbo “pone claramente a China y a Huawei bajo presión”.

Esta estrategia marca una clara diferencia con la de Joe Biden, que apostaba por una coordinación con los aliados de Washington para excluir a Pekín, subraya Marina Zhang, profesora de la universidad tecnológica de Sídney.

Pero las recientes medidas de Trump “adoptan un enfoque más selectivo”, afirma.

“Estas nuevas políticas son lo suficientemente flexibles como para responder a las demandas de los aliados y proteger la posición de las empresas estadounidenses en el mercado mundial, mientras continúan atacando agresivamente a ciertas empresas chinas como Huawei mediante medidas unilaterales”, explica Zhang.

Respuesta de China

Pekín condena enérgicamente esta política de Washington, acusándola de “intimidación” y de abusar de las restricciones para “contener” el desarrollo del gigante asiático.

Este discurso muestra que China “no cederá fácilmente”, señala Zhang.

No obstante considera que estas restricciones obstaculizarán significativamente el acceso de Huawei a tecnologías avanzadas de fabricantes estadounidenses de chips.

“La rivalidad en inteligencia artificial se intensificó y podría dificultar futuras negociaciones” sobre la gobernanza global de esta tecnología, agrega Zhang.

China ya logró avances impresionantes en IA. A principios de año la startup DeepSeek sorprendió al sector con un chatbot capaz de competir con el rendimiento de sus homólogos estadounidenses, pero a un costo mucho menor.

Grupos como Alibaba y Xiaomi también anunciaron importantes inversiones en IA.

Una dinámica que los expertos relacionan con el objetivo estratégico de Pekín: reducir la dependencia del país respecto a proveedores extranjeros.

“La estrategia no es derrotar a Estados Unidos, sino ser lo suficientemente competitivos a corto plazo, mientras se gana tiempo para desarrollar capacidades nacionales y cerrar la brecha tecnológica”, explica Lee.

Rivalidad tecnológica

La competencia en IA se enmarca en un contexto más amplio de tensiones comerciales entre Pekín y Washington.

Tras una serie de aumentos recíprocos de aranceles iniciados por Trump, ambos países anunciaron este mes una reducción significativa de estos impuestos por 90 días.

Pero esta tregua “no tiene como objetivo frenar” las restricciones tecnológicas impuestas por Estados Unidos contra Pekín, advierte Lee.

“Los aranceles pueden ajustarse, pero la rivalidad tecnológica está cada vez más arraigada en la política de seguridad nacional de ambos países”, destaca.

“Si Estados Unidos endurece su postura, incluyendo a gigantes chinos de la IA en listas negras, me cuesta imaginar a Pekín haciendo concesiones importantes en otros temas”, subraya.

AFP

 

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