Perros sueltos y sin control en la vía pública de la Región

Edición Impresa

El episodio vivido en las últimas horas en Berisso, en el que un perro pitbull que estaba suelto ingresó a un domicilio, mató de una mordida al can de esa familia y se salvó milagrosamente de ser atacado un chico de 8 años de edad, renueva los debates existentes no sólo por las características agresivas y peligrosas de algunas razas, sino también por la proliferación de perros sueltos en calles, plazas y paseos, desprovistos de bozal y cuerdas, sean vagabundos o cuenten con dueños que sacan a pasearlos en esas condiciones.

En la noticia publicada ayer en este diario una especialista en etología canina detalló que el problema no tiene nada que ver con las razas, “porque cualquier perro de un pesaje y una determinada estructura de mandíbula, con cierto nivel de mordida y velocidad, puede ser tan potencialmente peligroso como un pitbull”.

Desde luego que también existen leyes a las que atenerse. En la ciudad de La Plata, la ordenanza 9.548, aprobada en 2002 por el Concejo Deliberante, regula la tenencia de perros considerados potencialmente peligrosos, y aplica sanciones económicas a quienes incumplan con el registro. Esta ordenanza tiene como objetivo mantener una base de datos locales y facilitar la identificación de los animales.

Existen asimismo normas precisas en lo que se refiere a la presencia de perros en las plazas y paseos públicos. En ellas se establece que las mascotas deben ir atadas con una correa sujeta por sus dueños y con bozales colocados, en un mandato que no es acatado por numerosas personas, que llevan a sus perros sin correas ni bozales.

“Las obligaciones legales sobre la tenencia de cualquier perro se pueden separar en dos partes: derecho civil y derecho penal. El civil aplica a lo que se llama de responsabilidad objetiva: es decir, uno es responsable por todos los daños que ocasione su perro. Mientras que el penal recae sobre los ciudadanos y se ejecuta cuando se cometen delitos”, explicó un abogado.

El profesional agregó que, según la ley, la comisión de un delito se lleva a cabo mediante el desarrollo de comportamientos. Concluyó que “en este sentido, quienes se comportan son las personas y no los animales, por lo que se convierten en los responsables directos y legales de cualquier perro, sin distinción de raza”.

En cuanto al problema de los perros vagabundos –que desde hace décadas no está siquiera enfocado por los poderes municipales, por cuento las sucesivas administraciones dejaron de preocuparse por esta cuestión- como se ha dicho, se le suma el hecho de que tampoco hay controles para los ejemplares que tienen dueño, de modo que la situación se encuentra agravada en forma inevitable.

La única solución pasa por la necesidad de que los municipios sancionen normas –y luego las hagan cumplir mediante continuos controles- para reglamentar la presencia de perros en la vía pública.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE