Alerta: las miradas en una variable que dejó de mejorar

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Alejandro Radonjic

eleconomista.com.ar

Desacelerar el ritmo de aumento de los precios (es decir, bajar la inflación) está bueno. Pero si el salario se desacelera, la cosa ya no está tan buena. Y eso está empezando a pasar.

Lo plantea Miguel Kiguel en su último weekly. “Los salarios privados en términos reales alcanzaron los niveles pre-Milei, pero empiezan a mostrar señales de estancamiento. Los salarios del sector privado registrado ya se encuentran 0,6% por encima del nivel de noviembre de 2023. Pero lo que era un rebote ‘en V’ se está pareciendo más a una raíz cuadrada.

Dado que marzo fue un mes de inflación alta (3,7%), vamos a ver un retroceso en los salarios reales. No será drástico, pero significa unos meses más de estancamiento”, dijo el reconocido consultor, uno de los más experimentados de la city porteña.

La inflación de marzo reavivó la discusión sobre las paritarias. Los sindicatos más grandes ya consiguieron algunos aumentos que compensan parcialmente el sobresalto de los precios de ese mes. Los ajustes acordados rondan el 5%, pero dividido en tramos de dos o tres meses. “En los próximos meses, vamos a ver un estancamiento del salario real, con la inflación de marzo jugando en contra y paritarias que no terminan de compensar”, dijo Kiguel.

Aún así, teniendo en cuenta que ya no falta tanto para terminar de corregir tarifas y que posiblemente estas correcciones se posterguen o se atenúen de cara a las elecciones de octubre, “nuestras expectativas para el ingreso disponible son optimistas en el mediano plazo”.

“Puede que la inflación no baje mucho en los próximos meses pero, mientras no haya sobresaltos, el salario real va a recuperar terreno lentamente”, resume.

Plan Platita (versión 2025)

Algo de eso hay. “El Gobierno eligió al sector energético para activar su propio Plan Platita de cara a las elecciones”, escribió Fernando Heredia en Forbes. “Además de la baja del 4% en el precio de los combustibles, se decidió un congelamiento del gas de cara al invierno que implicará un fuerte aumento en términos de subsidios”, dijo.

“Las automotrices se cuidan por temor a Toto ‘Moreno’”, bromea, o no tanto, Carlos Fara. Los privados saben que el Gobierno es libertario, pero que está vigilando todos los precios y que no vacilará en ir a las redes a denunciar subas que no consideren justas.

“La apertura comercial es otra carta que el Gobierno jugará”, dice Kiguel. Aun a costa de levantar críticas de la industria, es una herramienta desinflacionaria poderosa.

En conclusión, “el Gobierno está dispuesto a utilizar todas las herramientas a su alcance para que la inflación siga bajando, incluso si eso implica algunas contradicciones con su discurso original”. Bajar la inflación antes de las elecciones sigue siendo el objetivo principal, dice.

Más números

“Los indicadores salariales muestran una caída o estancamiento del salario real. La recuperación que se evidenció en el 2° semestre de 2024 parece haber llegado a su fin, en el marco de una pauta salarial exigente y una inflación mensual que, en lugar de perforar el 2%, se consolida y, en el marco de las tensiones cambiarias, no parece tener buenas perspectivas hacia adelante”, dijo el economista Federico Pastrana.

Sobre el mercado laboral en general, dice: “Las perspectivas para los próximos meses no lucen alentadoras. El agotamiento de la desinflación, paritarias con una pauta exigente con presiones sobre la homologación de los acuerdos y baja creación de empleo son algunos de los puntos que explican el actual pesimismo”.

El informe del Indec de febrero, dice Luis A. Campos, “confirmó que la recuperación del salario real se estancó en noviembre”.

“El sector privado quedó en los mismo niveles de noviembre de 2023 y el sector público 15% abajo (contra 2018 pierden 17,5% y 31,5% respectivamente)”, dice.

Lo que se viene es la batalla de las homologaciones, es decir, si los acuerdos se aprueban o no. Si el cerrojo del Ministerio de Economía sobre las paritarias sigue sin flexibilizarse, la CGT quedará más cerca del cuarto paro general que de una negociación con el Gobierno porque ya no quedarán dialoguistas.

Es que el ministro Luis Caputo quiere que los aumentos salariales no superen el 1% mensual y uno de los recientes acuerdos que quedó en la mira es el de la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (FAECYS), que firmó por 5,4% en tres tramos (1,9% en abril, 1,8% en mayo y 1,7% en junio).

Su titular, Armando Cavalieri, es un dialoguista de pura cepa que habla y negocia con todos los gobiernos desde hace 40 años, e incluso con la administración de Javier Milei viene firmando paritarias alineadas a la pauta que fija Economía.

Según explicaron en el sindicato mercantil, el alza de la inflación de marzo, que llegó al 3,7%, acentuó el desfase salarial en la actividad y los porcentajes de mejora acordados con las cámaras “no son exagerados”.

No es lo que piensa Caputo. El ministro, en sintonía con las previsiones de consultoras privadas, en abril bajará la inflación (se habla de un 3%), pero para mantener la tendencia descendente se requiere de precios y salarios que se mantengan por debajo del índice de costo de vida.

Héctor Daer (Sanidad) ya puso el grito en el cielo: “No puede haber libertad de precios y paritarias pisadas”.

El Gobierno le habría planteado a los sindicatos abandonar la idea de atar las paritarias a la inflación y, en cambio, negociar los salarios básicos -más bajos- hacia la parte baja de la banda “para permitir que las empresas tengan margen de otorgar aumentos más altos al personal que demuestre un incremento de la productividad”, por ejemplo.

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