Tabaquismo: el humo de tercera mano no se va del hogar
Edición Impresa | 15 de Junio de 2025 | 03:17

El daño que puede causar un cigarrillo no termina al apagarlo. El “humo de tercera mano”, el que se adhiere a las paredes, las cortinas, los tapizados y los muebles en general- puede persiste en el ambiente mucho después de que el último cigarrillo se consumió, causar daños graves en personas que jamás fumaron en su vida, especialmente embarazadas, niños pequeños y bebés.
Frente a la escasa conciencia que existe en general en torno a este riesgo, especialistas de la Federación Argentina de Cardiología (FAC) y la Unión Antitabáquica Argentina (UATA) salieron días atrás a alertar a la comunidad del impacto que tiene en la salud del entorno familiar.
A diferencia del humo tradicional (de primera mano) o del pasivo (segunda mano), el de tercera mano no se ve ni se huele fácilmente. Son micropartículas tóxicas que quedan en el entorno donde se fumó, y que pueden permanecer activas durante semanas, meses… o más de un año.
Con el paso del tiempo, y al contacto con el aire o la luz, estas micropartículas se reactivan y liberan compuestos peligrosos: desde nicotina hasta arsénico, plomo y nitrosaminas, un grupo de sustancias altamente cancerígenas.
“El humo de tercera mano no se disipa, se queda. Y sigue actuando en silencio”, advierte la especialista en Tabaquismo Ana Zanutto, presidenta de la Unión Antitabáquica Argentina, al señalar que “los más vulnerables a él son los que menos podemos proteger: animales domésticos, niños y bebés”.
En chicos pequeños, el contacto con superficies contaminadas puede alterar su desarrollo neurológico, su sistema inmune y su capacidad cognitiva. ¿Por qué? Porque respiran más rápido, gatean, tocan todo y tienden a llevar objetos a la boca, lo que los convierte en blancos fáciles para estos residuos tóxicos.
En mujeres embarazadas, la exposición al humo de tercera mano se vincula con bajo peso al nacer, partos prematuros, alteraciones del desarrollo fetal e incluso un mayor riesgo de depresión posparto.
Tampoco las mascotas no se salvan él: se ha comprobado un aumento de tumores en la nariz y el sistema respiratorio de animales que viven en hogares con fumadores, incluso si nadie fuma en su presencia.
El doctor Luis Cicco, cardiólogo de la Federación Argentina de Cardiología lo resume de forma contundente: “El humo de tercera mano es una forma de tabaquismo pasivo encubierto con consecuencias serias sobre el sistema cardiovascular”.
Entre los efectos ya documentados se encuentran infartos, accidentes cerebrovasculares y enfermedades digestivas y respiratorias, incluso en personas que nunca fumaron ni estuvieron presentes cuando otros lo hicieron.
Un estudio realizado en España y el Reino Unido reveló que los autos donde se fuma presentan hasta seis veces más concentración de nicotina en el aire que los de no fumadores. Incluso días después, el aire en esos vehículos puede ser tan nocivo como el de un bar cerrado lleno de humo.
Frente a este panorama, la FAC y la UATA impulsan tres acciones urgentes: ambientes 100% libres de humo, tanto públicos como privados; limpieza o renovación de espacios, tapizados, alfombras y objetos contaminados; y campañas de concientización, con carteles visibles en medios de transporte y espacios compartidos que adviertan sobre el peligro del humo de tercera mano.
“El cigarrillo se apaga, pero sus consecuencias siguen activas. Y eso también hay que apagarlo”, resaltan desde las entidades en su campaña de conciencitación.
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