Brutal robo a un taxista: investigan si fue una emboscada

Fue sorprendido por 3 delincuentes armados en el mismo punto donde debía dejar a 2 pasajeras que, según la principal hipótesis, habrían cumplido el rol de entregadoras

Edición Impresa

Lo que comenzó como un viaje más para un taxista platense, terminó convirtiéndose en una verdadera pesadilla, en un hecho cargado de violencia, desdén, traición y una planificación tan escalofriante como precisa.

Todo empezó en la esquina céntrica de 8 y 50, donde dos jóvenes detuvieron el vehículo y le solicitaron al conductor que las llevara a una fiesta que, en teoría, se estaba desarrollando en la zona de 127 y 40, en la localidad de Ensenada.

Sin imaginar lo que le esperaba, el trabajador aceptó el viaje y emprendió el recorrido hacia el destino indicado.

El trayecto fue tranquilo, sin sobresaltos. Las chicas conversaban con naturalidad y no mostraban signos de nerviosismo.

Pero al ingresar a la zona, más precisamente por calle 126, algo llamó la atención del chofer: un fogón improvisado en plena calle y un grupo de personas reunidas alrededor.

En ese ambiente tenso y extraño, la escena se tornó de un segundo a otro completamente violenta.

Un hombre delgado, de aproximadamente 1,70 metros de altura, se aproximó al vehículo y abrió la puerta del lado donde estaban las pasajeras.

Luego, sin dudarlo, apuntó al conductor con un revólver oscuro. “Bajate que es un robo”, dijo con frialdad.

El taxista, paralizado por el miedo, obedeció. Cada segundo parecía eterno.

Mientras bajaba con las manos en alto, dos sujetos más aparecieron de entre las sombras.

Uno de ellos vestía una campera y gorra verde, y fue el encargado de registrar sus prendas hasta que encontró su celular en uno de sus bolsillos.

Revisaron el auto con desesperación, se llevaron documentación importante y los 5 mil pesos que el trabajador tenía encima, fruto de su jornada.

No les importó nada. Ni que fuera un laburante. Ni que estuviera solo. Ni que se tratara de un hombre que apenas intentaba ganarse el pan.

Las dos jóvenes, lejos de intervenir, tampoco pidieron ayuda. Apenas comenzó el asalto, salieron corriendo despavoridas.

La reacción, la ubicación exacta del ataque y ciertos detalles del relato dejaron un sabor amargo.

La principal hipótesis de los investigadores es clara: habrían actuado como entregadoras, marcando a su víctima y guiándola al matadero.

El plan fue quirúrgico, y todo indica que no fue al azar. Ahora, la Policía trabaja contra reloj.

Las cámaras de seguridad de la zona ya están siendo analizadas una por una, cuadro a cuadro, en busca de pistas sobre los agresores, su vestimenta, sus movimientos previos y posibles contactos con las pasajeras.

Se sospecha que hubo tareas de inteligencia, que no fue un golpe improvisado.

Las autoridades buscan tirar de la primera hebra que les permita desentrañar el entramado completo de esta banda que no dudó en atacar con armas a un trabajador indefenso.

El caso fue caratulado como robo calificado y no descartan que los autores tengan antecedentes.

Mientras tanto, el taxista intenta recuperarse del susto, con la angustia de haber perdido sus objetos personales y la desesperación que plantea el desafío de reponer lo material y de enfrentarse a la burocracia para poder recuperar su documentación y volver cuanto antes a la faena.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE