A 10 años del “Ni una menos”, sigue siendo alarmante el número de femicidios
Edición Impresa | 4 de Junio de 2025 | 01:42

Dos noticias relacionadas al tema de la violencia de género y en especial a los femicidios se conocieron en estas horas en nuestro país y, en ambas, lo que sobresale es la necesidad de que se debe consolidar en la población una cultura que respete la plena igualdad de derechos y garantías de las mujeres con los varones.
Por un lado debe señalarse que hoy se conmemoran 10 años del primer “Ni Una Menos”, realizado en repudio al incremento de la violencia de género y de los femicidios en la Argentina. En esta ocasión, la marcha principal se realizará mañana para sumarse a la protesta de los jubilados en las inmediaciones del Congreso. La primera movilización sucedió el 3 de junio de 2015 cuando miles de mujeres se congregaron en distintos puntos del país para repudiar el femicidio de Chiara Páez en Santa Fe.
Por su parte, la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia nacional informó ayer que en 2024 hubo en todo el país 247 víctimas letales de violencia de género (228 víctimas directas de femicidio y 19 víctimas de femicidio, un número casi similar al de 2023 y por consiguiente indicativo de un de un descenso que, los especialistas, consideran que debiera verse más acentuado, si se toma en cuenta el mayor grado de concientización existente sobre este tema.
El informe de la Corte de Justicia indicó que, en promedio, durante el 2024, hubo una víctima directa de femicidio cada 39 horas, y una víctima de la violencia letal de género cada 36 (incluyendo a las víctimas de femicidio vinculado). Esto implica un promedio de más de 18 femicidios directos por mes.
Otro dato muy significativo que aporta el estudio indica que por lo menos el 86 por ciento de los casos la víctima directa de femicidio tenía vínculo previo con el agresor.
Así, el 54 por ciento eran parejas, ex parejas o tenían otro tipo de relación sexo-afectiva. En tanto, el 16 por ciento eran familiares, y otro 16 por ciento tenía otro tipo de vínculo. Solo en el 9 por ciento de los atacantes eran desconocidos de la víctima.
El atraso mayor, como se ha dicho, parece seguir estando en el plano cultural, con una sociedad que aún no ha comprendido los diversos grados de violencia que siguen acechando a las mujeres. Pese a que, como se dijo, hay pasos muy positivos, en la sociedad argentina persisten sin duda errores y omisiones en las estrategias institucionales –sean legislativos, judiciales o policiales- para combatir la violencia de género.
Es impropio considerar que estas campañas son inefectivas. Existieron consistentes avances, pero aún teóricos muchos de ellos, que no se convierten en hechos positivos concretos. La distancia entre esas buenas intenciones y la realidad sigue siendo muy grande y esa brecha debe cubrirse.
Mientras tanto, las mujeres continúan como víctimas indefensas de crímenes, golpes, amenazas, malos tratos psicológicos y físicos.
Es verdad que faltan dar pasos efectivos hacia la vigencia de una nueva visión sobre el tema y que, también, falta aún consolidar convicciones –y, esencialmente, una educación temprana sobre los niños y jóvenes- plenamente comprensivas de lo que se requiere para igualar totalmente los derechos de ambos géneros.
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