Otro suicidio que genera dudas en Rusia

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Redacción AFP

El aparente suicidio del ministro ruso de Transportes, anunciado poco después de ser cesado por Vladimir Putin entre acusaciones de corrupción, conmocionó profundamente a la élite política. Cientos de personas, entre ellos ministros y altos cargos de la administración, visitaron la capilla ardiente de Roman Starovoit instalada en el hospital presidencial de Moscú.

El político de 53 años fue hallado muerto en su coche horas después de haber sido cesado por el presidente ruso. Los investigadores aseguran que se pegó un tiro.

Aunque las circunstancias de su deceso todavía no están claras, los medios rusos señalan que Starovoit era objeto de una investigación por corrupción y que pronto iba a ser detenido.

El caso se inscribe en una reciente campaña contra altos cargos sospechosos de haberse enriquecido ilegalmente durante la ofensiva rusa en Ucrania.

Para el Kremlin, la campaña en Ucrania es una “guerra santa” que ha reescrito las reglas, dice en la misma línea Nina Jrushchova, profesora en la universidad neoyorquina The New School y bisnieta del exdirigente soviético Nikita Jrushchov. “Durante una guerra santa, no se roba (...) Uno se aprieta el cinturón y trabaja 24 horas al día”, resume. En una muestra de estos nuevos tiempos, varios generales y responsables del Ministerio de Defensa fueron arrestados en escándalos de malversación en los últimos años. A principios de mes, el exviceministro de Defensa, Timur Ivanov, fue condenado a 13 años de cárcel. Antes, hubo otros suicidios sospechosos.

 

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