Javier Milei y Cristina Kirchner coinciden: no debe haber un tercero
| 12 de Julio de 2025 | 19:20

Con los principales rivales alimentando el fuego de la polarización, la semana cierra con la sensación de que las elecciones de septiembre y octubre serán una suerte de batalla final entre dos modelos de país opuestos y excluyentes. De un lado, quienes apuestan a sostener el rumbo económico actual. Del otro, quienes intentan evitar un resultado que podría empujarlos a la irrelevancia política, justo en un distrito donde residió su mayor poder.
En este escenario, no sorprende que ambos bandos busquen maximizar el daño al adversario. La consigna es clara: matar o morir. Por eso, el kirchnerismo impulsó en el Senado una sesión autoconvocada que aprobó una serie de medidas (aumento de jubilaciones, moratoria previsional, beneficios por discapacidad, coparticipación del Impuesto a los Combustibles y giro automático de los ATN) que, según el Gobierno, implican un agujero fiscal cercano al 2,5% del PBI.
La respuesta de Javier Milei fue inmediata: desde la Bolsa de Comercio, advirtió que vetará y judicializará las leyes si fuera necesario, y prometió “arrasar” con la oposición en las urnas. “El 11 de diciembre, nos vemos”, lanzó desafiante, anticipando el cambio de composición en ambas cámaras que le permitiría revertir las leyes aprobadas el jueves.
El respaldo de los gobernadores
El dato llamativo fue el respaldo de los gobernadores aliados a esa sesión, quienes decidieron confrontar al Ejecutivo para exigir fondos. Enfurecido por las ausencias durante el acto del 9 de julio, Milei los acusó a todos -sin distinción- de querer destruir su gobierno. En la misma bolsa incluyó a “amigos” como Cornejo, Zdero, Frigerio, Pullaro, Valdés y Torres. Ayer, sin embargo, parecía que el agua no llegaría al río y dos gobernadores estarían colaborando para que el Ejecutivo lograra disminuir los daños.
En su estrategia de redoblar la apuesta, el mismo día en que se cerraban las alianzas en provincia de Buenos Aires, el Presidente, su hermana Karina y el ministro Caputo escalaron el conflicto.
Milei confrontó con los gobernadores, Karina declaró sin rodeos que el objetivo es “terminar con el kirchnerismo”, y Caputo protagonizó una escena curiosa: desmintió públicamente lo que horas antes le había dicho en off a Alejandro Fantino, respecto a que el país iba camino a una catástrofe si avanzaban las leyes opositoras.
Gestos fuertes
Desde la otra vereda también hubo gestos fuertes. Cristina Fernández de Kirchner, en prisión domiciliaria, grabó un mensaje para la militancia reunida en Parque Lezama en el que acusó al Gobierno de entregar la soberanía nacional al FMI. Lo hizo, simbólicamente, el Día de la Independencia.
El clima remite al de noviembre de 2023, cuando Massa y Milei se enfrentaron como los polos de una Argentina fracturada. Para el politólogo Gustavo Marangoni, pese al desdoblamiento, las elecciones bonaerenses estarán marcadas por la agenda nacional. Lo demostró el caso de CABA, donde las campañas centradas en lo local tuvieron bajo impacto.
En la Casa Rosada ya asumen esa lógica y por eso el mileísmo eligió su lema: “kirchnerismo o libertad”. Ha avanzado en las negociaciones con el PRO imponiendo su estética y rechazando sumar terceros partidos, como diciendo: “no los necesitamos”.
Incluso a los intendentes se les advirtió: “Tómalo o déjalo”. La mayoría optó por plegarse.
El crecimiento del escepticismo
En paralelo, crece una franja escéptica que empieza a desconfiar del valor de su voto. La participación electoral, que solía rondar el 70–75%, hoy podría caer hasta 15 puntos. Una señal de alarma democrática.
Para Marangoni, la sobredosis de confrontación no garantiza mayor participación. En términos futboleros: ante un River-Boca, los hinchas de esos clubes se sienten aludidos, pero los de los otros equipos no. Dos tercios del electorado ya están decididos; el tercio restante está disperso entre la izquierda y el centro, sin liderazgo claro. Milei y Cristina, en cambio, concentran los niveles más altos tanto de adhesión como de rechazo. Lo suficiente para ocupar el centro del ring.
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