Coca-Cola y un polémico cambio de fórmula

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El presidente Donald Trump anunció ayer que Coca-Cola ha acordado usar azúcar de caña real en su refresco insignia en EE UU a sugerencia suya, aunque la compañía no confirmó tal decisión. Cualquier cambio del jarabe de maíz de alta fructosa con el que actualmente se endulza a la tradicional bebida gaseosa vendida en EE UU alinearía más a Coca-Cola con su práctica en otros países, incluidos México y Australia. Pero no afectaría la bebida de elección de Trump, la Coca-Cola Light, que utiliza edulcorante aspartame como bebida sin calorías. El cambio a endulzar con azúcar de caña se debería a que el secretario de Salud de Trump, Robert F Kennedy Jr, ha expresado su preocupación por el impacto que el jarabe de maíz de alta fructosa puede tener en la salud.

Coca-Cola no dio más detalles. Pero la compañía ha complacido durante mucho tiempo a los fanáticos estadounidenses del azúcar de caña importando botellas de vidrio de Coca-Cola mexicana a EE UU desde 2005.

Volver al azúcar en la producción estadounidense, mientras tanto, podría afectar a los agricultores de maíz del país, cuyas cosechas se utilizan en edulcorantes artificiales. “Reemplazar el jarabe de maíz de alta fructosa con azúcar de caña no tiene sentido”, afirmó John Bode, presidente y director general de la Asociación de Refinadores de Maíz, en un comunicado.

“El presidente Trump defiende los empleos de manufactura estadounidenses, a los agricultores estadounidenses y la reducción del déficit comercial. Reemplazar el jarabe de maíz de alta fructosa con azúcar de caña costaría miles de empleos en la manufactura de alimentos de Estados Unidos, deprimiría los ingresos agrícolas y aumentaría las importaciones de azúcar extranjera, todo sin ningún beneficio nutricional”, añadió.

El propio Trump es tan fanático de la Coca-Cola Light que mandó instalar un botón rojo en el escritorio Resolute del Despacho Oval que puede presionar para que un mayordomo de la Casa Blanca le traiga una.

A pesar de su afición por la Coca-Cola Light, su relación con la compañía no siempre ha sido dulce. En una serie de publicaciones en 2012, Trump sugirió que los refrescos dietéticos podrían estar relacionados con el aumento de peso, hasta que finalmente escribió: “La compañía Coca-Cola no está contenta conmigo, está bien, seguiré bebiendo esa basura”. Años después, se avistó una botella de Coca-Cola Light junto a su silla durante una cumbre del G20 en 2017. Y el diario The New York Times informó en 2018 que estaba bebiendo una decena de Coca-Cola Light al día.

 

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