Se va para arriba: las claves detrás de la nueva suba del dólar

Pese a la intervención oficial con bonos y futuros, la divisa se encamina hacia un nuevo umbral de equilibrio. Los factores que explican el alza y qué implica este escenario económico

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El dólar no da respiro: volvió a subir ayer y cerró apenas por debajo de los $1.300, consolidando una tendencia alcista que ya acumula varias ruedas. El tipo de cambio mayorista se ubicó en $1.274 tras avanzar 13 pesos en una jornada con alto volumen negociado. En el segmento minorista, el billete se ofreció a $1.290 en el Banco Nación.

Aunque el Gobierno descarta un atraso cambiario y sostiene que “flota libremente”, lo cierto es que distintas señales del mercado muestran un mayor ritmo devaluatorio y presiones que obligaron a intervenir con medidas como la suba de tasas y licitaciones extraordinarias.

Las urgencias, a la vista

El miércoles, el Tesoro llevó adelante una licitación extraordinaria de bonos en pesos con el objetivo de absorber pesos excedentes en el sistema financiero. Captó $4,7 billones, en una operación que elevó considerablemente las tasas ofrecidas.

Según el economista Juan Manuel Franco (Grupo SBS), la medida respondió al “ruido” generado por la extinción de las Letras de Fijación (LEFI), donde los bancos colocaban liquidez de corto plazo. La reacción del Gobierno buscó evitar un desborde nominal justo cuando la inflación empieza a moderarse.

El mensaje fue claro: controlar la cantidad de pesos en circulación para evitar que presionen aún más sobre el dólar.

La licitación no fue la única herramienta. El Banco Central también intervino con fuerza en el mercado de futuros para contener expectativas. El informe de Max Capital indica que el alza del dólar activó alarmas en el Gobierno, que optó por usar tasas e intervenciones para estabilizar la plaza cambiaria.

“El objetivo fue absorber liquidez porque esta podría contaminar el proceso de desinflación”, señala el reporte. A pesar de las medidas, el tipo de cambio sigue en una dinámica ascendente.

Un nuevo equilibrio

Desde abril, cuando se inició la Fase 3 del plan económico y se dejó flotar al dólar mayorista, el tipo de cambio comenzó a subir con un ritmo mayor al de la inflación. Para el presidente Javier Milei, eso muestra que el dólar no está atrasado, sino en un proceso de ajuste hacia un nuevo nivel de equilibrio.

Ese nivel parece haberse estabilizado cerca de los $1.300, al menos por ahora. El Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM), que mide la competitividad del peso frente a una canasta de monedas, pasó de 78 puntos en abril (claro signo de atraso) a 91 puntos en julio. El umbral teórico de equilibrio está en 100.

Este avance mejora la competitividad cambiaria y reduce el déficit de cuenta corriente, pero también deja claro que había un importante desajuste que aún no se terminó de corregir.

Menos oferta de divisas

Otro factor clave es la caída esperada en la liquidación de exportaciones. El mercado podría entrar ahora en una etapa de lateralización, es decir, sin grandes subas ni bajas, aunque con tendencia sostenida al alza ante la menor oferta de dólares.

Esto cobra más relevancia en un contexto de creciente demanda de divisas por parte de empresas y ahorristas ante la proximidad de las elecciones legislativas. La clásica “dolarización preelectoral” ya empieza a sentirse, agregando presión adicional al tipo de cambio.

¿Hasta cuándo subirá?

El futuro inmediato dependerá de varios factores: la capacidad del Gobierno para seguir absorbiendo pesos, el ritmo de liquidación del agro, las expectativas inflacionarias y el humor político.

 

 

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