Noche de extremos, pasó de soportar silbidos a la victoria que todos pedían
Edición Impresa | 22 de Julio de 2025 | 01:18

Por MARTIN MENDINUETA
Del abismo al cielo. De la derrota que acercaba peligrosamente el final de ciclo, a un repunte formidable, contundente e indispensable. De una primera mitad desconcertante y envuelta en silbidos quejosos, a un complemento revitalizante, drástico y, probablemente, punto de partida de otra historia muy diferente.
Antes de haber jugado mal y de haber mejorado de modo contundente, hubo un hecho que no se puede pasar por alto. Un par de minutos antes de empezar el partido la mayoría de la gente le hizo saber al entrenador que apoyaba su gestión. El cantito “Barba, Barbaaa...” sonó genuino y no debiera soslayarse.
DEL FUERTE APOYO A DOMÍNGUEZ, A UN CORO DE SILBIDOS SIN PIEDAD
El primer tiempo mostró la peor cara defensiva de Estudiantes. Muy temprano pasó a perder y se debió a que Ramiro Funes Mori, el peor jugador del campo, perdió la marca y eso le posibilitó a Fabio Pereyra aplicar un cabezazo letal que se incrustó cerca del palo derecho de Muslera.
Los hinchas se cansaron y explotaron de bronca antes de cumplirse la media hora inicial. Estudiantes fue el mundo del revés; Domínguez ubicó una línea de cinco defensores pretendiendo ganar solidez en la retaguardia y ocurrió todo lo contrario. El Globo, mucho más veloz y resuelto en la zona media, sacó enormes ganancias por los huecos que dejó la pésima complementación entre el ex defensor de River y el paraguayo Arzamendia.
El primer tiempo de Funes Mori irritó a la gente. El equipo se fue silbado por un labor muy floja
El Pincha se marchó al vestuario perdiendo con justicia y soportando un coro de ácidos silbidos que no necesitaron ningún tipo de explicación. Al León le había sobrado un defensor y le faltó de todo en el mediocampo, especialmente velocidad y repentización.
EL CAMBIO “CANTADO” GENERÓ LA REVOLUCIÓN MÁS CELEBRADA
Cetré por Funes Mori fue la variante que pedía el estadio completo y que trajo más satisfacciones de las que se esperaban. El colombiano, con un golazo y perfecta asistencia en forma de centro para el alarido triunfal de Alexis Castro, cambió drásticamente el rumbo de la noche. Irreverente como es, se convirtió en la gran figura sin pedir permiso. Su gol le comunicó a la gente que lo que tanto querían se podía alcanzar.
Cambio de actitud, “hambre” y corazón hirviendo empujaron a Estudiantes hacia el arco de Meza. Instantes después de zafar del segundo gol del Globo, construyó un contragolpe impecable que derivó en el desahogo tan necesitado.
Ganó después de haber dado señales inconfundibles de que iba hacia otra derrota hiriente. Allí radica el mérito mayor, en haber dado vuelta como una media la atmósfera de la noche.
¿CÓMO LO HIZO? DOMÍNGUEZ SE ESCAPÓ DE SU PROPIO VELATORIO
Justo cuando el establishment que derrama pleitesía al poder estaba a punto de “cerrar el féretro”, el DT de barba consiguió huir de su propio velatorio. Lo dieron por muerto sin estarlo y ahora esconderán las intenciones debajo del generoso manto de la sorpresa.
La historia continúa. El ciclo, también. Sólo los resultados serán los que pongan el punto final y nadie sabe cuándo ocurrirá.
Ganó el Pincha y, bastante más, ganó su entrenador.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE