Trump en Escocia: entre la diplomacia y el golf

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Donald Trump a Escocia para una visita que combinará la diplomacia y las negociaciones comerciales con su gran afición, el golf, y que está marcada por un enorme dispositivo de seguridad ante varias protestas.

El avión presidencial Air Force One aterrizó en el aeropuerto de Prestwick, cerca de Glasgow. El magnate republicano, que no tiene eventos públicos programados para hoy, se dirigió a Turnberry, uno de los dos campos de golf que pertenecen a la empresa familiar dirigida por sus hijos.

Mañana, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que espera alcanzar un acuerdo sobre los aranceles con Estados Unidos, aprovechará su visita para reunirse con él. Trump tiene previsto alejarse en algún momento de los campos de golf para reunirse con el primer ministro británico, Keir Starmer.

El dirigente laborista, que no tiene fama de ser un apasionado por el golf, está más interesado en abordar otros temas, como la política comercial.

Estados Unidos y Reino Unido anunciaron un acuerdo comercial en mayo con el que Starmer logró evitar los exorbitantes aranceles que Trump impuso a otros países, pero Londres está preocupado por la intención declarada del republicano de “refinarlo”.

“Vamos a hablar del acuerdo comercial que hemos firmado y quizá incluso a mejorarlo”, declaró el presidente estadounidense justo antes de su partida.

Sin embargo, pareció frustrar las esperanzas británicas de obtener una reducción permanente de los aranceles sobre el acero y el aluminio. Hasta ahora, Londres ha estado exento del 50% de los aranceles aplicados a las importaciones a Estados Unidos.

“Si lo hago por uno, tendría que hacerlo por todos”, afirmó Trump, cuando un periodista le preguntó sobre un posible “margen de maniobra” en beneficio de Reino Unido.

La guerra en Gaza también se perfila como un tema de la agenda, en un momento en que crece la indignación por la crisis humanitaria derivada del conflicto entre Israel y Hamás, y Starmer está bajo presión después de que el presidente francés, Emmanuel Macron, anunciara que reconocerá al Estado palestino.

Trump, de 79 años, tiene previsto regresar a Reino Unido en septiembre para una segunda visita de Estado -la primera fue en 2019- por invitación del rey Carlos III, que promete ser ostentosa.

Este viaje a Escocia pone también una distancia física entre Trump y los últimos giros del polémico caso Jeffrey Epstein, un acaudalado financiero hallado muerto en su celda en 2019 antes de su juicio por delitos sexuales.

Esta antigua figura del jet set de Nueva York mantenía una relación de amistad con Trump, pero ahora el presidente se enfrenta a la crítica de sus propios seguidores, que exigen acceso a los expedientes del caso Epstein.

Muchos de sus seguidores defienden una teoría conspirativa, según la cual, la muerte de Epstein fue incitada desde el “Estado profundo” para proteger a figuras prominentes de todos los sectores, sobre todo del Partido Demócrata y de Hollywood, que estaban vinculadas con la red sexual.

El diario The Wall Street Journal, que publicó un artículo que detalla los vínculos de larga data entre Trump y el delincuente sexual, fue excluido por la Casa Blanca de la cobertura del viaje a Escocia y demandado por Trump ante la justicia.

El ministro principal de Escocia, John Swinney, afirmó que este territorio “comparte una fuerte amistad con Estados Unidos que se remonta a siglos”.

Swinney anunció que se reunirá con Trump y que el viaje del presidente estadounidense es una oportunidad para que Escocia “haga oír su voz sobre cuestiones importantes, como la guerra y la paz, la justicia y la democracia”.

Durante una visita previa en 2023, Trump afirmó que se siente como en casa en Escocia, donde su madre Mary Anne MacLeod creció antes de emigrar a Estados Unidos a los 18 años.

Esta declaración de afecto no impedirá el desarrollo de protestas en rechazo a su visita en Edimburgo y Aberdeen.

Residentes, ambientalistas y funcionarios electos también han expresado su descontento por la construcción de un campo de golf por parte de los hijos de Trump en Balmedie, un pueblo al norte de Aberdeen.

Se trata tan solo de uno de los múltiples proyectos de la sociedad de cartera familiar a través del mundo, de la que Trump ya no tiene el control legal.

Sin embargo, sus opositores acusan al magnate de conflictos de interés y de usar su posición de influencia como presidente de Estados Unidos para promover inversiones privadas de su familia, especialmente en el extranjero.

 

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