Los barrabravas que hieren de muerte al fútbol, no son locales ni visitantes
Edición Impresa | 30 de Julio de 2025 | 03:02

No pudo tener peor inicio la decisión de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) de permitir el ingreso de hinchas visitantes en los estadios. Ello, a raíz del brutal enfrentamiento interno que se desató en una de las tribunas entre barrabravas del club Aldosivi que actuaba de local durante la disputa contra el equipo de Newell´s, en el estadio José María Minella de la ciudad de Mar del Plata.
Pero no fue todo: hay que sumarle la agresión que sufrió en un partido del ascenso el periodista y director técnico de Victoriano Arenas, Luis Ventura, en una cancha del Conurbano.
La barrabrava del equipo marplatense mostró a cuchillazos la interna existente entre ese grupo delincuencial, que peleó durante largos minutos para dirimir un conflicto existente entre ellos por el manejo de varios negocios relacionados al fútbol profesional y a la rentabilidad de locales en el estadio. Las dos facciones se denominan Plaza Italia y Nuevo Golf, con la primera de ellas que intenta ganar terreno sobre la segunda.
Imágenes ciertamente de terror pudieron verse por las pantallas de televisión de todo el país. El delincuente que conduce a la barra denominada Plaza Italia extrajo una faca y atacó a un grupo de contrincantes, iniciándose a partir de allí una reyerta que duró varios minutos en plena tribuna. Según los testimonios, habría dejado malheridos a varios.
Lo grave también es que, según algunos testimonios, la policía no sólo dejó pasar esta arma blanca sino que se mantuvo indiferente a la pelea mientras en las filmaciones pueden escucharse gritos desesperados de la gente y observarse a una mujer que intentaba frenar la situación y que varias veces quedó en medio de las agresiones.
El enfrentamiento se dio en uno de los ángulos del estadio en donde se conecta la tribuna popular con la platea, de modo que muchos hinchas corrieron hacia esa última zona en busca de protegerse, viéndose además a una gran cantidad de familias con niños que habían concurrido al partido que corresponde a la primera división del fútbol argentino.
Si desde la AFA algún directivo intentara argumentar que no fue la presencia de hinchas visitantes la que suscitó esta reyerta, no harían más que convalidar lo que se dijo cuando hace años se tomó la medida de suspender la presencia de esos simpatizantes en estadios foráneos.
Allí se le señaló a la AFA que la violencia en el fútbol seguiría igualmente, sin las hinchadas visitantes, porque las internas de las barrabravas de muchos clubes –que ya eran comunes entonces- alcanzaban y sobraban para asegurar que la violencia persistiría. Estadísticas posteriores a aquella medida lo demostraron.
No es con decisiones demagógicas o complacientes con algunos sectores que se eliminará este flagelo del fútbol, cuyo organismo rector debiera ocuparse de instrumentar una política acordada con los clubes y distintas jurisdicciones –sean las de CABA o las de las distintas provincias- que apunte a erradicar para siempre a los barrabravas y todo tipo de delincuencia sistemática del fútbol argentino.
Una policía mejor entrenada para montar una vigilancia preventiva eficaz en los estadios, dirigentes dispuestos a aplicar restricciones y una Justicia que no sólo sancione la inconducta de los barrabravas –investigándose también los múltiples “negocios afines” que han montado con personajes influyentes, en campos ya totalmente ajenos al deporte- son las fórmulas utilizadas en muchos países que sufrieron este flagelo, pero que, tomaron la firme decisión política de impedir que el delito contaminara al deporte.
Y en pocos años lograron erradicar del fútbol a estos delincuentes violentos y peligrosos.
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