Tara Verde llega a City Bell

Sobre plaza Belgrano. El nuevo espacio está frente al céntrico espacio verde del Norte platense; abre mañana a las 19, con buena música y rica comida saludable para todo el que se acerque. Contará con café de especialidad y productos frescos a diario, tal como lo marca la historia de cinco años del emprendimiento

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Después de cinco años de crecimiento sostenido en La Plata, Tara Verde abre su tercer local y lo hace en un barrio donde la tranquilidad y la calidez forman parte del paisaje. La nueva sede, situada en 14B y 473, frente a Plaza Belgrano, suma cafetería de especialidad, música suave, libros, opciones para quedarse a trabajar o simplemente disfrutar, y la propuesta de siempre: productos frescos, basados en plantas y sin TACC, pensados para todos.

Detrás de este proyecto está Agustín Dapoto, un cocinero que nació autodidacta, pasó por la academia, empezó vendiendo tortas a los 14 años y hoy coordina un equipo de más de una decena de personas. Tara Verde es mucho más que un local: es una forma de vivir la cocina, de entender el alimento como acto de bienestar, y de construir un negocio con valores claros. En cada paso, Agustín decidió crecer con sentido, invertir en herramientas y formar un equipo que comparte su filosofía.

“Elegí City Bell porque sentí que tiene una energía muy especial. Es una localidad donde pasan cosas, pero todo tiene otro ritmo. Queríamos que esta nueva casa fuera un lugar amable, donde se respire lo mismo que se hornea: algo cálido, consciente y hecho con amor”, cuenta.

El nuevo local mantiene el sello que convirtió a Tara en un punto de referencia: panadería y pastelería libre de gluten y productos animales, elaborada con materias primas nobles, productos orgánicos, harinas seleccionadas y sin ultraprocesados. Panes, budines, muffins, pastafrolas, cookies, chipá, sándwiches, pizzas, tartas, rolls, barritas y empanadas integran la oferta diaria, que se hornea durante toda la jornada.

Además, el espacio brinda un rincón de cafetería con libros, wi-fi, y opciones para grandes y chicos. “Queremos que en cualquier momento del día alguien pueda pasar y llevarse algo recién hecho”, resume Dapoto: “se puede venir a trabajar, a leer, a compartir un desayuno con amigos o una merienda con los hijos. Vamos a tener libros para los grandes y también la idea de que el disfrute atraviese cada momento”.

El local es pet friendly y abrirá de miércoles a sábado, de 11 a 20, y los domingos entre las 12 y las 20.

CINCO AÑOS A PLENO

Tara Verde nació en pandemia, cuando Agustín decidió dejar las grandes cocinas para apostar a un emprendimiento propio. Después de años de trabajo en el Sheraton, y en reconocidos restaurantes platenses, institutos de formación y eventos, se fue a Perú para tomar un respiro y reconectar con su deseo. Al volver, arrancó de cero: dio clases en su monoambiente, volvió a las ferias y alquiló su primer local con lo mínimo indispensable.

“Empecé con una mesa y sillas de mi casa. Todo lo que iba ganando lo reinvertía en el proyecto. Cuando sentí que ya no entrábamos más, me mudé a un local más grande y ahora llega esta nueva etapa. Este nuevo lugar no es solo un logro personal, es un espacio compartido que sigue creciendo con las personas que nos eligen cada día”, asegura.

La alimentación consciente no fue una obligación médica sino una elección de vida. “Empecé a comer así porque me hacía sentir bien. En mi casa comemos así, con mi compañera Fiorella y mi hijo Loto. Nos interesa la calidad de lo que consumimos y lo que eso genera en el cuerpo, la mente y el entorno. Para mí, la cocina también es una práctica espiritual”, dice. Uno de sus libros de cabecera, de hecho, es “Sin receta”, del monje zen Edward Brown, que piensa la cocina como un espacio de conexión.

En esta nueva etapa, Tara Verde sigue apostando a una lógica de trabajo donde el bienestar no es solo para los clientes: el equipo está registrado, se respetan los descansos, los feriados y se proyectan vacaciones colectivas. “No es fácil, pero es posible. Pensamos el proyecto a largo plazo y queremos que quienes lo sostienen también puedan disfrutarlo”, remarca.

Además de los locales, Tara sigue presente en ferias -como la del Parque Saavedra- y ofreciendo talleres.

“Queremos que más personas se animen a probar este tipo de comida, aunque no tengan ninguna restricción. Porque no se trata solo de lo que evitamos, sino de lo que elegimos: una comida casera, fresca, sabrosa, sin ingredientes artificiales. Esa es nuestra manera de hacer las cosas”, resume Agustín, el pibe de la gorra que desde hace casi 20 años cocina con las manos en la masa… y los pies bien firmes en su sueño.

 

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