Joggings: relajado y canchero
Edición Impresa | 6 de Julio de 2025 | 05:49

Durante décadas, el jogging y su primo más moderno, el jogger, fueron prendas destinadas al confort: pensadas para correr, para estar en casa o -en el mejor de los casos- para un paseo informal al supermercado. Sin embargo, en los últimos años, la ropa deportiva dejó de ser exclusivamente funcional para convertirse en un símbolo de estilo. Hoy, las mujeres llevan joggings a la oficina creativa, al café de moda e incluso a una cena con amigas. ¿Cómo ocurrió esta transformación?
EL BOOM DEL ATHLEISURE
El fenómeno tiene nombre propio: athleisure, una fusión entre “athletic” (atlético) y “leisure” (ocio). Esta tendencia global reconfiguró los códigos de la moda al permitir que prendas antes asociadas a la actividad física se integraran con naturalidad a los outfits del día a día. Y en ese cambio, el jogging fue protagonista.
Diseñadores de renombre como Alexander Wang, Stella McCartney o incluso Balenciaga comenzaron a incluir joggers en sus colecciones, reinterpretándolos con materiales premium, cortes modernos y colores neutros. Lo que alguna vez fue un pantalón de frisa con elástico en la cintura, se convirtió en una prenda sofisticada que puede combinarse con stilettos, blazers oversize o tops estructurados.
LA PANDEMIA: EL PUNTO DE QUIEBRE
Aunque el jogging ya venía ganando terreno, fue la pandemia de 2020 la que terminó de consolidarlo. El confinamiento obligó a muchas personas a priorizar la comodidad, y eso impulsó el uso masivo de ropa cómoda, sin perder el estilo. El home office desdibujó las fronteras entre lo público y lo privado, y el pantalón jogging se volvió el nuevo uniforme de la cotidianidad.
Pero cuando el encierro terminó, las mujeres no quisieron abandonar esa comodidad recién conquistada. Así, el jogging encontró una segunda vida: dejó de ser sinónimo de abandono o descuido para convertirse en una declaración estética. Con las combinaciones correctas, un jogger puede transmitir relajación, poder y actitud a la vez.
CÓMO SE LLEVA HOY
Actualmente, el jogger se adapta a casi todos los estilos. Hay versiones minimalistas, en tonos neutros como gris, camel o negro, que se combinan con camisas blancas, tapados largos y zapatillas urbanas. Otras apuestas más osadas lo muestran en colores vibrantes, estampas tie-dye, cuero ecológico o terciopelo, con apliques y cortes asimétricos.
Las influencers de moda como Chiara Ferragni, Hailey Bieber o Zendaya han sido clave en esta transformación. Las vemos luciendo joggers con crop tops, abrigos XXL y botas chunky, demostrando que una prenda cómoda puede ser también extremadamente cool.
En el mercado local, marcas argentinas como Rochas, Wanama o Vitamina han sumado joggers a sus colecciones, muchas veces dentro de líneas cápsula que combinan lo deportivo con la sastrería liviana. Incluso diseñadoras independientes han creado piezas únicas que mezclan géneros nobles con moldería deportiva.
COMODIDAD SIN RENUNCIAR AL ESTILO
Más allá de las pasarelas o las redes sociales, el verdadero triunfo del jogging está en su capacidad de acompañar los múltiples roles que hoy tiene una mujer. Ya no hay necesidad de elegir entre verse bien y sentirse cómoda. El jogger resuelve esa tensión con soltura: es una prenda versátil, adaptable y, sobre todo, empoderadora.
Lo que antes se relegaba al gimnasio o al living, hoy pisa fuerte en la ciudad. Porque si algo dejó claro esta evolución del jogging es que la comodidad también puede ser tendencia, y que el estilo no está reñido con la libertad de moverse a gusto.
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