Dos horas de temor y angustia: brutal asalto a un matrimonio de jubilados
Edición Impresa | 7 de Julio de 2025 | 02:50

Una noche de terror y angustia vivió un matrimonio de jubilados de 70 años en su casa de Tolosa, cuando tres delincuentes encapuchados, vestidos de oscuro y armados con un cuchillo y un destornillador de gran porte, irrumpieron en el interior de la vivienda y lo sometieron durante más de dos horas en una escena que parece sacada de la más cruel de las pesadillas.
El violento episodio ocurrió alrededor de las 22 del jueves 4 de julio, en una propiedad ubicada sobre calle 5 entre 527 y 528. La tranquilidad habitual del barrio se quebró sin previo aviso, dejando a las víctimas atrapadas en una situación de absoluto horror.
Todo comenzó cuando la mujer, que se encontraba sola en la planta baja, fue sorprendida por dos hombres que ingresaron de forma sigilosa pero decidida. Con guantes, los rostros cubiertos y una actitud despiadada, la redujeron rápidamente tapándole la boca y empuñando armas improvisadas. La obligaron a subir a la planta alta, donde la encerraron en la habitación matrimonial, sin saber que allí la esperaba un tercer intruso. Su esposo, también rehén, se encontraba a merced del delincuente que ya había comenzado a revolver el lugar en busca de dinero.
Durante esos interminables minutos, los tres encapuchados se movieron con frialdad. Mientras dos bajaban nuevamente a revisar otros sectores de la casa, el tercero exigía a la pareja la entrega de dinero. Presa del miedo, la mujer entregó la llave de una caja fuerte que guardaban en la habitación. En su interior, había tres mil dólares estadounidenses, que fueron extraídos sin titubeos. Pero la avaricia de los atacantes no se detuvo allí: querían más. Bajo amenazas, le reclamaron otra suma, y aunque ella insistía en que no tenía más efectivo, los delincuentes siguieron hurgando en cada rincón, generando un caos total.
El calvario se extendió por casi dos horas. En ese tiempo, los jubilados no solo fueron víctimas del robo, sino también de la humillación, la impotencia y el miedo a que en cualquier momento todo terminara aún peor. Finalmente y, como si fuera parte de un plan calculado, los delincuentes se retiraron del domicilio con la llave de la puerta principal, dejando a la pareja encerrada y con el dispositivo de almacenamiento de las cámaras de seguridad, impidiendo que se revisara de inmediato lo ocurrido. Curiosamente, no se llevaron ningún otro objeto de valor: todo indica que habían ido directamente por el dinero.
La hipótesis más firme entre los investigadores es que se trató de una “cacería” urbana: así se denomina en la jerga delictiva a los operativos al voleo que llevan adelante bandas con alto grado de experiencia, que actúan sin víctimas específicas pero seleccionan barrios donde presumen que hay viviendas con ciertos recursos económicos. La ferocidad con la que actuaron, sumada al tiempo que permanecieron dentro de la casa sin temor a ser descubiertos, refuerza la teoría de que no era su primera incursión.
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