Precintos y transferencias: atan a una familia para vaciar sus cuentas

Una banda irrumpió en plena madrugada en una vivienda de 512 y 25, donde redujeron a un matrimonio y sus tres hijos. Los maniataron, los encerraron en un dormitorio y, tras vaciar sus billeteras virtuales, huyeron

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Una escena de película de terror se vivió en la madrugada de ayer en un sector de Hernández, cuando una familia compuesta por un matrimonio y sus tres hijos fue brutalmente asaltada por una banda de delincuentes encapuchados.

El violento episodio ocurrió en una vivienda ubicada en la zona de calle 512 y 25, donde tres hombres vestidos con ropas oscuras, guantes y capuchas irrumpieron en el domicilio, mientras todos dormían. Lo que debía ser una noche de descanso se transformó en una secuencia de horror: los gritos, las armas y el caos despertaron abruptamente a las víctimas, que quedaron a merced de los atacantes.

Según relataron, las armas que empuñaban eran similares a las utilizadas por fuerzas policiales, detalle que agudizó el pánico de todos los presentes.

La violencia fue inmediata y sin contemplaciones. Bajo amenaza de muerte, los delincuentes exigían con desesperación la entrega de dinero en efectivo, tanto en pesos como en dólares. No bastándoles con lo poco que podían encontrar en ese momento, maniataron a todos los integrantes de la familia con precintos plásticos y los inmovilizaron aún más con cinturones, atándolos de las piernas.

Luego, fueron arrastrados y encerrados en uno de los dormitorios, donde permanecieron durante varios minutos en absoluta vulnerabilidad, escuchando cómo los sujetos revolvían cada rincón de la casa con total impunidad.

El miedo se volvió insoportable, especialmente para los menores que entre el terror y el espanto intentaban comprender lo que estaba sucediendo.

Uno de los asaltantes tomó el teléfono celular de una de las víctimas y comenzó a operar en las aplicaciones de billeteras virtuales. Desde allí, en plena oscuridad y con una frialdad que hiela la sangre, realizó una serie de transferencias de dinero a cuentas que la Policía intenta rastrear. El silencio en la casa solo se quebraba por el sonido de los pasos de los ladrones y por el llanto contenido de la familia, que temía por su vida.

Cuando los atacantes finalmente se marcharon, el terror comenzó a darle paso a la bronca y a la decepción. La familia, aún maniatada, logró liberarse por sus propios medios. En medio del shock, revisaron el lugar: no había puertas ni ventanas forzadas.

Todo apunta a que los delincuentes entraron por el acceso principal utilizando ganzúas, sin dejar rastro visible. A pesar de lo vivido, los damnificados decidieron no requerir asistencia médica, pero quedaron emocionalmente devastados. Lo único que faltaba era el dinero desaparecido de sus cuentas, transferido de forma sistemática durante el robo.

La investigación se centra ahora en rastrear las cuentas que recibieron el dinero robado y en el análisis de las cámaras de seguridad de la zona. Los peritos trabajan sobre las imágenes con precisión quirúrgica, buscando pistas sobre el vestuario, los movimientos, las características físicas y si hubo tareas de inteligencia previas.

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