Inseguridad agobiante: se resistió y evitó que le sacaran el auto
Edición Impresa | 10 de Agosto de 2025 | 02:47

La Zona Norte de La Plata atraviesa un momento crítico en materia de seguridad. Cada día, sectores como Tolosa, Ringuelet, City Bell, Gonnet y Villa Elisa se convierten en escenarios de cruentos ataques que ponen en jaque la tranquilidad de todos los vecinos, pues son concientes de que de un momento a otros se pueden terminar convirtiendo en blanco de una entradera, un asalto a mano armada o un saqueo.
En este contexto, Tolosa ha quedado nuevamente en el centro de la escena, sumando otro episodio a una estadística que no deja de crecer con casos que además de causar severas pérdidas materiales, son ejecutados con una extrema violencia.
Las calles que durante el día se muestran tranquilas y con tránsito fluido, por la tarde, apenas el sol cae, se transforman en escenarios desolados donde los delincuentes encuentran terreno propicio para actuar.
La combinación de baja circulación peatonal y escaso movimiento vehicular genera el marco ideal para ataques rápidos, sin que los autores sean advertidos a tiempo.
Fue en ese escenario donde se produjo, el viernes por la noche, una feroz entradera, que tuvo como víctima a un hombre.
El hecho ocurrió en calle 525 entre 6 y 7, cerca de las 22.40. La víctima, de 59 años, regresaba a su domicilio a bordo de su vehículo y, al descender, fue interceptada por dos desconocidos a cara descubierta.
Uno de ellos portaba un arma de fuego negra y lo obligó a ingresar por la fuerza a la vivienda.
Durante el forcejeo, el arma fue colocada contra su cabeza, situación que lo obligó a cesar la resistencia y que los agresores aprovecharon para tomar las llaves de su vehículo y una bicicleta.
Según detallaron fuentes policiales, una vez que ingresaron la historia fue otra. Siempre en base a la versión oficial, en el interior de la propiedad se vivieron momentos de extrema tensión, ya que el damnificado se resistió a que se llevaran el fruto de su esfuerzo.
En medio de un descuido, la víctima logró sacarse el arma de su cabeza y trabarse en lucha con el ladrón que lo tenía cautivo. La contienda terminó cuando el hombre arrojó al piso al atacante.
Sin embargo, el robo no se detuvo. Lejos de verse amedrentados, los delincuentes intentaron llevarse el rodado estacionado en la puerta, aunque no pudieron concretar la maniobra por el estado de nerviosismo en el que se encontraban: concretamente, según trascendió, no pudieron darle arranque pese a que la llave estaba puesta.
Lo cierto es que ante el arribo inminente de la policía, estos individuos decidieron aplicar la lógica del dicho popular “más vale un pájaro volando que 100 volando” y se dieron a la fuga con los elementos sustraídos.
La hipótesis principal de los investigadores es que se trató de un robo al voleo, ejecutado por delincuentes que buscan zonas donde presumen que pueden encontrar víctimas con mayor poder adquisitivo.
Este patrón coincide con otros ataques registrados en los últimos meses en distintos puntos de la Ciudad.
No se descarta que la banda provenga de la zona sur del Conurbano, donde operan grupos delictivos que se mueven en pareja o en pequeños equipos, eligen objetivos al azar y cuentan con logística para reducir rápidamente a las víctimas.
En muchos casos, las armas utilizadas son compartidas entre miembros de la misma organización para distintos golpes, lo que complica su rastreo.
Otra línea de investigación apunta a que los delincuentes pudieron haber tenido como objetivo principal el vehículo, no sólo para venderlo en el mercado ilegal de autopartes sino también para utilizarlo en futuros asaltos.
Esta modalidad -robar un auto para emplearlo en otros delitos- es frecuente en bandas con movilidad constante entre partidos del Conurbano y la Región Capital.
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