Megatoma de Los Hornos: un lugar hostil conectado a otra tragedia
Edición Impresa | 19 de Agosto de 2025 | 03:24

La llamada “Megatoma” de Los Hornos volvió a quedar en el centro de la escena tras la muerte de un delincuente de 16 años, que perdió la vida a manos de un efectivo policial, al repeler un intento de robo de su moto.
El hecho reabrió el debate sobre la marginalidad, la inseguridad y las condiciones de vida en ese vasto asentamiento, que creció en los últimos años al amparo de la precariedad y la falta de controles públicos.
Si bien hay otros territorios hostiles en la Ciudad, el predio usurpado de alrededor de 160 hectáreas entre las calles 76 y 85 y 143 y 152, es sin dudas uno de ellos.
Allí se combinan varios factores que lo hacen un caldo de cultivo para el delito y no puede pasarse por alto que el adolescente abatido vivía en ese lugar.
Sin escolaridad conocida, con ausencia de contención familiar, atravesados por consumos problemáticos, con repitencia en conductas antijurídicas y, acostumbrados a la violencia como método para obtener dinero fácil, muchos jóvenes se desarrollan en un mundo del que no hay salida.
Es por eso que este caso trasciende lo policial, ya que expone la compleja realidad social de la Megatoma, un territorio donde conviven familias sin techo, delincuentes que usan el lugar como refugio y organizaciones que disputan poder y recursos.
Ubicada sobre terrenos fiscales, la Megatoma se convirtió en el asentamiento más grandes de la provincia de Buenos Aires.
Allí, la falta de servicios básicos, las calles de tierra y la ausencia estatal, se entrelazan con la proliferación de economías ilegales, desde el narcomenudeo hasta el acopio de elementos robados.
Vecinos de zonas cercanas aseguran que “todos los caminos conducen a la toma” cuando se trata de seguir el rastro de objetos sustraídos en distintos episodios delictivos.
Respecto del oficial identificado en las actuaciones, de 29 años, integrante de la FBA con asiento en la localidad de Villa Elisa, se supo que en la mañana de ayer hizo una declaración informativa en sede judicial, ya que no está imputado por delito alguno. Al menos por el momento.
En ese contexto, ante el fiscal que investiga el hecho, Juan Mennucci, expuso su testimonio de lo que ocurrió el domingo pasado cerca de las ocho de la noche en la calle 68 entre 135 y 136.
De acuerdo a fuentes de tribunales, el agente comentó que, cuando se encontraba acompañado por su novia de 20 años, apareció una motocicleta de gran cilindrada, tipo enduro, ocupada por dos personas, que vestían ropas oscuras e intentaron asaltarlos.
Fue por eso que rápidamente se identificó como funcionario policial (de hecho aún vestía el uniforme) para luego tomar su pistola reglamentaria y, realizar un disparo hacia los ladrones.
En ese instante de locura y tensión, uno de los asaltantes cayó al piso con un balazo que le ingresó por la cintura, mientras que el cómplice huyó de la escena y aún no pudo ser identificado.
El oficial recalcó que le habían mostrado un arma y que eso lo llevó a reaccionar de esa manera, ya que sintió miedo por su vida y la de su pareja.
Es en ese punto reviste vital importancia la reconstrucción que se intenta ahora con las cámaras de seguridad del barrio, con el objetivo de ponderar el testimonio efectuado.
En ese contexto, pese a que el delincuente falleció horas después en el hospital San Martín, el agente recuperó la libertad, ya que el fiscal Mennucci consideró que no existen riesgos procesales (fuga o entorpecimiento de la causa).
Por último, se supo que entre las prendas del ladrón se incautó un destornillador, que habitualmente se utiliza para el robo de motos.
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