Exceso de lluvias tras la sequía genera alivio y preocupación en la zona núcleo agrícola

La Bolsa de Comercio de Rosario advirtió que las lluvias récord favorecen la siembra y el trigo, pero aumentan el riesgo sanitario y complican los campos bajos en el nordeste bonaerense.

En la zona núcleo agrícola de Argentina, durante julio y agosto de 2025, las lluvias alcanzaron niveles históricos que impactaron directamente en los productores rurales. El fenómeno, registrado tras una de las sequías más severas de la historia, transformó el escenario agrícola con un contraste marcado entre el alivio y la preocupación.

Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), los acumulados de lluvia han sido "asombrosos", llegando a duplicar y hasta quintuplicar los valores normales del mes en el noroeste de Buenos Aires. Localidades como Baradero (156 mm), Chacabuco (146 mm) y Pergamino (126 mm) marcaron cifras inéditas, en un fenómeno que también alcanzó gran parte de Santa Fe, Entre Ríos, el este de Córdoba y Chaco.

Este inesperado "colchón" hídrico garantiza condiciones óptimas para los cultivos de fina, como el trigo, y asegura un excelente inicio para la próxima siembra de granos gruesos. La campaña 2025 se proyecta con un potencial productivo que podría ser uno de los más altos de la historia del país.

Sin embargo, la abundancia de agua trae consigo un riesgo sanitario. El exceso de humedad genera un ambiente favorable para la proliferación de enfermedades en los cultivos de trigo, lo que obligará a intensificar el uso de fungicidas con el fin de proteger las cosechas y evitar pérdidas de rendimiento.

La situación es aún más crítica en el nordeste bonaerense, donde los acumulados anuales ya superan los 1.000 milímetros. Allí, se advierte sobre posibles pérdidas totales en los lotes bajos y complicaciones en la transitabilidad de los caminos rurales.

Los especialistas de la BCR remarcan el fuerte contraste entre la sequía extrema de enero y el actual escenario de excesos hídricos. Ante la posibilidad de nuevas precipitaciones, insisten en la necesidad de al menos una semana de pausa para permitir que los suelos drenen. En este contexto, el futuro inmediato combina la expectativa de un gran rendimiento con la incertidumbre que imponen los cambios climáticos constantes.

 

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