Lo amenazaron con un arma y saltó de su auto en movimiento

Un chofer de una app que trabajaba de madrugada fue sorprendido por dos falsos pasajeros que, bajo amenazas, le sacaron todo

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Los Hornos volvió a convertirse en las últimas horas en escenario de un atraco cargado de violencia. Según pudo saber este diario, la pesadilla para la víctima, un conductor de aplicación de 47 años, comenzó cerca de las 2:40 cuando detuvo su vehículo sobre la calle 146, entre 68 y 72, para recoger a dos pasajeros que habían solicitado el servicio. Nada parecía fuera de lo común en esa primera escena. Pero en cuestión de minutos, la rutina de trabajo se transformó en un violento episodio que terminó con la víctima arrojándose del rodado en movimiento para salvar su vida.

El viaje comenzó como cualquier otro. El primero en subir fue un hombre de tez morena, vestido con ropa oscura, que eligió ocupar el asiento delantero. Detrás se acomodó el segundo, que llevaba indumentaria azul. Esa disposición, aparentemente inocente, se convertiría pronto en una emboscada calculada.

Apenas avanzado el trayecto, el hombre que iba atrás exhibió un arma de fuego calibre 32 o 38. La tensión se volvió insoportable en el reducido espacio del habitáculo. “¿Estás tomando, consumís drogas?”, le gritó de manera intimidante, al tiempo que descargaba un golpe en la cabeza del chofer. El conductor sintió de inmediato que la situación había cambiado: estaba a merced de delincuentes decididos.

La violencia verbal fue acompañada por violencia física. El chofer intentó resistirse, pero el delincuente lo empujó y lo obligó a detener el vehículo. Allí comenzó un forcejeo que incrementó aún más el riesgo. El caño del arma, frío y amenazante, se movía de un lado a otro. “Tirate o te doy un tiro”, volvió a gritar el asaltante desde el asiento trasero.

La amenaza no fue un mero amedrentamiento: el conductor entendió que un movimiento equivocado podía costarle la vida. En medio del pánico, tomó la decisión más desesperada. Con el rodado aún en marcha, abrió la puerta y se arrojó al asfalto, con la esperanza de escapar de la ejecución inminente.

Mientras el conductor quedaba golpeado en la calle, los delincuentes se hicieron con el control del auto. Arrancaron a toda velocidad en dirección a la calle 72, llevándose no sólo el vehículo sino también todas las pertenencias que el hombre guardaba en su interior. La huida fue rápida, dejando tras de sí un escenario de violencia y despojo.

El botín fue tan abultado como variado: además del automóvil, los ladrones se llevaron su celular, dos tarjetas de crédito, dos de débito, la licencia de conducir, el documento personal y la cédula del rodado. También sustrajeron la rueda de auxilio, el matafuego, una llave cruz, un criquet, el estéreo del vehículo e incluso unas zapatillas deportivas que el conductor guardaba en el auto. Nada quedó librado al azar.

El ataque no solo dejó a la víctima sin su herramienta de trabajo y principal fuente de ingreso, sino también sin documentación esencial para resolver cuestiones de la vida cotidiana.

La causa quedó caratulada como “robo calificado automotor con arma de fuego”, y la hipótesis más firme apunta a la modalidad delictiva de pasajeros simulados, una práctica que se repite en distintos puntos de la ciudad y que convierte a los conductores de aplicación en blancos especialmente vulnerables.

El testimonio del chofer, que logró sobrevivir a la noche más violenta de su vida, se suma a una larga lista de choferes de aplicación y repartidos que han sido asaltados en el último tiempo. En este caso, la decisión de arrojarse del vehículo en movimiento le salvó la vida, aunque el saldo de lo ocurrido todavía late en forma de heridas físicas y un profundo estado de conmoción.

 

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