Los escándalos de la política alejan cada vez más a la gente de las urnas
Edición Impresa | 24 de Agosto de 2025 | 04:46

Germán López
Con una correlación de fuerzas que no refleja el resultado electoral de 2023, la oposición en todas sus vertientes logró esta semana abroquelarse en el Congreso e imponerle su agenda al Gobierno. En ese marco, el estallido del escándalo por presuntos sobornos en el área de Discapacidad golpea bajo la línea de flotación a Javier Milei en plena campaña y pone en duda una de sus banderas centrales: la lucha contra la corrupción. Una tormenta perfecta.
El caso tiene todos los ingredientes para causar daño en el máximo nivel. El ahora ex titular de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), Diego Spagnuolo -a quien pertenecen los audios que revelan supuestas coimas en la compra de medicamentos-, es un dirigente de acceso directo al Presidente. Peor aún, entre los mencionados en esas conversaciones aparecen su hermana Karina y su operador de confianza, Lule Menem. El silencio oficial frente al escándalo (en su discurso del viernes en la Bolsa de Comercio de Rosario no dijo una palabra) deja la sensación de que, por primera vez, el Gobierno carece de reflejos ante una crisis.
Momento de debilidad
El episodio estalla en un momento de debilidad de la gestión libertaria. Esta semana, los diputados opositores consiguieron derribar el veto a la ley de Emergencia en Discapacidad, que ahora deberá volver al Senado, donde podría convertirse en ley.
En esa misma cámara, un día después, la oposición volteó cuatro decretos delegados y un DNU. No tuvo igual suerte con la movilidad jubilatoria, que no alcanzó el apoyo suficiente, pero el clima cambió: el Congreso, activo como pocas veces en tiempos electorales, se transformó en el epicentro de la disputa política.
El resultado en la votación por Discapacidad refleja ese viraje: 172 diputados rechazaron el veto presidencial contra 73 que lo respaldaron, sumando 24 voluntades más que en la primera discusión. Milei prometió dar la pelea en la Justicia, una estrategia que parece más orientada a ganar tiempo que a revertir la derrota.
La sensibilidad social
La sensibilidad social de los temas en debate fue clave. ¿Quién puede oponerse a sostener la ayuda a personas con discapacidad, mejorar las jubilaciones o aumentar el presupuesto del Garrahan? Votar en contra implicaba un costo político que muchos no estuvieron dispuestos a pagar, menos aún en defensa de un gobierno que suele agraviarlos.
El caso paradigmático fue el de Luis Juez, quien tras apoyar la Emergencia en Discapacidad, habría recibido un reproche directo de Milei. La respuesta del cordobés fue de enojo, atravesada por una circunstancia personal: tiene una hija con parálisis cerebral.
A ello se suman otros factores: el deterioro en la relación con gobernadores aliados, las declaraciones presidenciales contra los legisladores -a quienes tildó de “ratas”- y la crisis derivada del caso fentanilo, con impacto en funcionarios nacionales.
El kirchnerismo busca capitalizar el momento
El kirchnerismo, atento a este clima de enojo, busca capitalizarlo con una agenda legislativa intensa. Impulsa sesiones semanales con proyectos que incomoden al Gobierno y, para los próximos días, prepara una ofensiva para modificar la ley de DNU, estableciendo que su aprobación sea obligatoria en ambas cámaras y no solo en una, como sucede actualmente.
Mientras tanto, lo que se presentaba como una opción electoral capaz de romper la polarización entre libertarios y peronismo terminó revelando su endeblez. La heterogeneidad de Provincias Unidas convirtió en pocos días aquella expectativa de voto moderado en un fiasco. En la provincia de Buenos Aires, un sector importante de la UCR -el que expresa al interior bonaerense y reivindica las ideas históricas del partido- rechazó el acuerdo por el cual los radicales disidentes aceptaban llevar a Florencio Randazzo como primer candidato a diputado en octubre. Así, por primera vez en su historia, el centenario partido no llevará su escudo en la boleta bonaerense.
Mientras tanto, la crisis en la política se extiende y nadie parece quedar a salvo. El descreimiento y la desesperanza ganan terreno en la sociedad y explican los bajos índices de presentismo que muestran las últimas elecciones. Una encuesta realizada hace pocos días en La Plata reveló que solo el 54% tiene intenciones de ir a votar. Y ya se sabe, sin participación no hay democracia.
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