Delito juvenil “en línea”: violencia y redes sociales

Edición Impresa

La Plata atraviesa un fenómeno que inquieta a la Justicia, a las fuerzas de seguridad y a la propia sociedad: adolescentes que no solo se involucran en hechos delictivos, sino que además eligen mostrarse en las redes sociales como si se tratara de una exhibición de prestigio o poder. Con celulares en mano, los jóvenes graban asaltos, exhiben armas o posan con elementos robados y, en cuestión de horas, esos contenidos circulan en WhatsApp, Instagram o TikTok, generando un efecto contagio entre sus pares.

El fenómeno no es nuevo, pero en los últimos meses adquirió una visibilidad preocupante en distintos barrios de la capital bonaerense.

Para muchos especialistas, las redes funcionan como un escenario paralelo donde los menores buscan validación social, en un contexto marcado por la marginalidad y la falta de oportunidades.

“Se construye una identidad sobre la base del riesgo y la violencia, y esa exposición se vuelve tan importante como el propio hecho delictivo”, explican investigadores judiciales que siguen de cerca estas dinámicas.

La llamada Megatoma de Los Hornos, surgida en 2020 como una de las ocupaciones de tierras más grandes del país, quedó en el centro de la escena tras la muerte de un adolescente de 16 años, quien perdió la vida a manos de un policía.

El caso reabrió el debate sobre la situación de cientos de familias que sobreviven en condiciones precarias y donde, según fuentes policiales y vecinales, proliferan los refugios de delincuentes, que operan en distintos puntos de la Ciudad.

Allí conviven historias de vulnerabilidad extrema con dinámicas delictivas cada vez más violentas.

La ausencia de infraestructura básica, sumada a la falta de acceso a la educación y al empleo formal, alimenta un caldo de cultivo donde los jóvenes encuentran en la delincuencia -y en la validación digital de esa conducta- un camino para afirmarse dentro del grupo.

Los investigadores advierten que el registro audiovisual de los delitos cumple un doble propósito: por un lado, refuerza la pertenencia a un grupo; por otro, se convierte en un mensaje desafiante hacia la autoridad y hacia otros sectores juveniles.

Mientras la muerte del adolescente en Los Hornos sigue generando repercusiones, la situación plantea un desafío de fondo: cómo intervenir en un fenómeno que combina marginalidad estructural, delitos cometidos por menores y la sobreexposición en redes sociales.

delito juvenil
violencia
redes sociales

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE