Salvaje ataque de dos motochorros a un joven en el barrio San Carlos
Edición Impresa | 4 de Agosto de 2025 | 02:29

El barrio San Carlos se convirtió ayer por la madrugada en escenario de un violento ataque cuando un joven panadero fue sorprendido por dos motochorros mientras se dirigía a su trabajo en bicicleta.
Toda la terrible secuencia delictiva tuvo lugar, según indicaron fuentes policiales, entre las 04.00 y las 04.30 de la mañana, cuando la víctima pedaleaba rumbo a su jornada laboral.
En ese marco, el trabajador jamás imaginó que su rutina diaria terminaría en un episodio de violencia y miedo que lo dejó herido y sin sus pertenencias más elementales para ganarse la vida.
El ataque se produjo en la intersección de 143 y 44. Según relató el propio damnificado, de un momento a otro apareció una motocicleta Rouser negra, que irrumpió en la calle desierta.
A bordo de esta unidad viajaban dos sujetos armados y vestidos con indumentaria oscura.
En apenas segundos, la calma se transformó en terror: el acompañante del rodado, empuñando un arma de fuego negra, descendió y le aplicó un culatazo en la cabeza, dejándolo aturdido.
La agresión no terminó allí, ya que también recibió varios golpes en las piernas, al tiempo que los asaltantes lo amenazaban para reducir cualquier intento de resistencia.
Los delincuentes, tras neutralizarlo con violencia, le sustrajeron todo lo que llevaba consigo.
Entre otros objetos de valor, le sacaron su bicicleta, su teléfono celular y una mochila gris con negro, de marca Nike, que contenía la ropa especial para el trabajo en la panadería, además de las llaves de su departamento y del local ubicado en 32 entre 131 y 132.
Para el joven, la escena fue un verdadero calvario: en cuestión de segundos quedó sin nada, dolorido y solo en la fría madrugada.
Con dificultad y visiblemente conmocionado, el panadero logró recuperarse lo suficiente como para caminar hasta la Unidad de Primera Atención de 66 y 153.
Allí los médicos le realizaron las curaciones correspondientes por las lesiones en la cabeza y en las piernas, producto de los golpes que recibió durante el asalto.
Si bien no presentó heridas graves, el impacto físico y emocional del episodio lo dejó en estado de shock.
Las primeras investigaciones apuntan a que se trató de un asalto al voleo, perpetrado bajo la conocida modalidad motochorro.
En el ámbito policial el caso encuadra en lo que se denomina “cacería”: una práctica en la que bandas delictivas recorren las calles sin un plan fijo, en busca de víctimas solitarias, confiadas en su experiencia para concretar robos veloces y efectivos. Ahora los investigadores relevan las cámaras de la zona en busca de datos para identificar a los autores del golpe.
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