Sequías y calor, una vez más, están poniendo en riesgo a los bosques del Sur
Edición Impresa | 15 de Septiembre de 2025 | 01:26

No puede menos que causar preocupación el informe de que los bosques patagónicos de nuestro país atraviesan un alarmante proceso de deterioro, según lo revelaron en las últimas jornadas fuentes académicas. Episodios de mortalidad masiva de árboles, asociados a sequías extremas y al aumento de las temperaturas, han sido documentados en distintas regiones cordilleranas. La evidencia acumulada en las últimas décadas muestra que no se trata de un hecho aislado, sino de un proceso en expansión.
El fenómeno fue tema de un encuentro organizado por la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, en cuyo transcurso un ingeniero forestal de la Universidad Nacional de La Plata e investigador superior del Conicet alertó sobre la gravedad de la situación.
“La Cordillera, donde tenemos recursos emblemáticos claves, como los bosques y los glaciares, está sufriendo un calentamiento bien marcado”, señaló el investigador platense, al explicar que los niveles actuales de dióxido de carbono en la atmósfera son los más altos en cuatro millones de años.
Se informó asimismo que la evidencia reunida muestra un fuerte cambio en las temperaturas en la región, acompañado por una reducción en las precipitaciones. Mientras que entre 1950 y 1980 apenas hubo dos veranos con lluvias inferiores a 100 milímetros, desde entonces, esa escasez se viene registrando de manera habitual.
Cabe señalar que los bosques patagónicos andinos ocupan unas 3 millones de hectáreas y conforma uno de los patrimonios y reservas forestales más valiosos del mundo, que, también, se ve asediado por la continuidad de grandes incendios que reducen su superficie.
El especialista platense alertó que ya en los años 80 se detectó una llamativa mortandad de cipreses en cercanías de Bariloche y que con el paso de los años el panorama se extendió a otras especies, como la lenga y el coihue. Una de las áreas más afectadas es la del lago Mascardi, aun cuando también el problema se advierta en la Isla Victoria en donde más del 75 por ciento de los árboles murieron por la extrema sequía del año 2000.
Según se indicó ahora, investigadores de distintas entidades científica –Conicet, INTA, universidades- como paso inicial pusieron en marcha una red federal de monitoreo de bosques, de modo de contar con conocimientos que permitan apelar a medidas que serían las correctas para garantizar un positivo manejo de los bosques y su mejor adaptación al cambio climático.
No resulta ocioso enfatizar acerca de la importancia que reviste este tema, tanto para la vida natural de uno de los territorios más ricos del país como para la intensa actividad económica que emana de esos patrimonios forestales.
De modo que aparece como plenamente justificado que se enciendan alarmas en el país y que se haya decidido analizar y adoptar políticas capaces de revertir un proceso tan negativo.
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