“Alias Grace”: una mujer, un crimen y múltiples versiones
Edición Impresa | 21 de Septiembre de 2025 | 04:29

Margaret Atwood escribió “Alias Grace” en 1996, pero el pulso de la historia late como si fuese de hoy. La novela recupera un caso criminal que estremeció a Canadá en 1843: Thomas Kinnear, un granjero escocés, y su ama de llaves —y amante— Nancy Montgomery, aparecieron asesinados. Dos sirvientes fueron acusados: James McDermott, ejecutado en la horca, y Grace Marks, condenada a cadena perpetua. Fue Grace quien se convirtió en mito: demasiado joven, demasiado hermosa y demasiado misteriosa para que el público dejara de preguntarse si era una víctima o una verduga.
Atwood trabaja sobre ese espacio intermedio, el lugar en que los hechos se vuelven resbaladizos y la verdad se fragmenta. Para narrar la historia introduce a Simon Jordan, un psiquiatra ficticio que entrevista a Grace con el fin de determinar si su mente esconde un trauma, una laguna o un instinto homicida. El dispositivo narrativo es brillante: la voz de Grace, en primera persona, relata su infancia en Irlanda, la travesía hacia Canadá, los abusos de su padre, las amistades fugaces y las casas en las que trabajó como sirvienta. Pero esa voz, por momentos contenida y por momentos afilada, nunca ofrece certezas. Es un testimonio que oculta tanto como revela. Frente a ella, la mirada del doctor Jordan en tercera persona encarna al observador científico, aparentemente imparcial, pero igualmente vulnerable a la fascinación que ejerce su entrevistada.
La novela se convierte así en un duelo de perspectivas. El lector oscila entre la empatía y la sospecha: ¿Grace es una joven marcada por la violencia y la pobreza, incapaz de recordar lo ocurrido? ¿O es una narradora calculadora que manipula a su interlocutor y al público? El efecto es inquietante porque Atwood rehúye las conclusiones fáciles.
CONTEXTO
Más allá del caso policial, el libro expone las tensiones de una época. La década de 1840 en Canadá estaba atravesada por la herencia colonial británica, la inmigración irlandesa tras la hambruna y las desigualdades de clase. El sistema judicial, teñido de prejuicios sociales y de género, se obsesionó con Grace tanto por su origen humilde como por su condición de mujer. Atwood muestra cómo el juicio público se convirtió en un espectáculo donde se discutía, en realidad, la obediencia femenina y los límites de la moral victoriana.
En ese sentido, la novela dialoga con otras obras de la autora: la mujer como cuerpo sobre el que se proyectan miedos colectivos, la mujer como relato que otros escriben.
Editorial: Salamandra
Páginas: 528
Precio: $41.799
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