La historia de Leif Erikson, el vikingo que pisó América 500 años antes que Colón

La Embajada de Noruega en Argentina puso en debate quién fue el primero en pisar suelo americano en el marco del Día del Respeto a la Diversidad Cultural. Una invitación a reflexionar sobre la verdadera complejidad de los primeros contactos europeos con América

Cada 12 de octubre se conmemora la llegada de Cristóbal Colón a América, una fecha que para muchos simboliza el encuentro de dos mundos. Sin embargo, la historia oficial ha sido puesta en debate por evidencia arqueológica e histórica que señala que no fue Colón el primer europeo en pisar suelo americano.

La Embajada de Noruega en Argentina ha resaltado que fue el explorador vikingo Leif Erikson quien llegó a América del Norte alrededor del año 1000, es decir, aproximadamente 500 años antes que Colón.

Los vikingos, originarios de Escandinavia, fueron navegantes expertos que exploraron grandes extensiones del Atlántico Norte durante la Edad Media. Entre sus hazañas, destaca la fundación de asentamientos en Islandia y Groenlandia, y la exploración de tierras desconocidas al oeste de Groenlandia. Leif Erikson, conocido como “El afortunado”, es la figura central de esta historia. Nacido en Islandia hacia el año 970, hijo de Erik el Rojo, fundador de los asentamientos en Groenlandia, Leif se convirtió en un navegante audaz y respetado.

La Embajada de Noruega en Argentina ha difundido esta historia en el marco del Día del Respeto a la Diversidad Cultural, invitando a reflexionar sobre la verdadera complejidad de los primeros contactos europeos con América. “Cada vez hay más indicios de que Colón no fue el primero en llegar”, señalaron, haciendo referencia a estudios científicos, relatos históricos y producciones culturales que reconocen la presencia vikinga en América.

Dos relatos para un mismo viaje

La historia de Leif Erikson y su llegada a América se relata principalmente en dos sagas islandesas medievales: la Saga de Erik el Rojo y la Saga de los groenlandeses. Ambas fueron escritas en el siglo XIII, basadas en tradiciones orales que mezclan hechos reales con leyendas transmitidas por generaciones.

Una es la Saga de Erik el Rojo, que relata que Leif navegaba desde Noruega a Groenlandia con la misión de introducir el cristianismo a los colonos. Durante el viaje, una tormenta los desvió hacia una costa desconocida. Allí desembarcaron y exploraron un territorio repleto de uvas silvestres, arces y trigo, que denominaron Vinland. Sin embargo, no se asentaron permanentemente y regresaron a Groenlandia, y Leif nunca volvió a Vinland.

La otra es la Saga de los groenlandeses, una versión que sostiene que el primer europeo en avistar América fue Bjarni Herjólfsson, quien, perdido en su viaje, vio tierras desconocidas pero no desembarcó. Al enterarse, Leif organizó una expedición con 35 hombres y exploró varias regiones: Helluland (posiblemente la isla de Baffin), Markland (costa de Labrador) y finalmente Vinland, donde estableció un pequeño asentamiento llamado Leifsbúðir. Sin embargo, debido a conflictos internos y con los nativos, el asentamiento fue abandonado tras pocos años.

Evidencia arqueológica que confirma la historia

Durante mucho tiempo, la veracidad de las sagas fue cuestionada. Pero en la década de 1960, el hallazgo arqueológico en L’Anse aux Meadows, en la isla de Terranova, Canadá, cambió el panorama. Este sitio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, contiene restos de un asentamiento vikingo que confirma la presencia nórdica en América del Norte.

Además, investigaciones recientes en la isla de Baffin y en la costa suroeste de Terranova han revelado indicios de actividades vikingas más profundas, como fundición de hierro y herrería, lo que sugiere que los vikingos pudieron haberse internado más en el continente y haber tenido una presencia más compleja y prolongada de lo que se creía.

Lo cierto es que aunque Leif Erikson llegó a América siglos antes que Colón, su viaje no se considera un “descubrimiento” en el sentido tradicional. Probablemente, los vikingos desconocían que habían llegado a un continente distinto y no difundieron este conocimiento ni establecieron una colonización permanente con impacto duradero en Europa o América.

Además, los contactos con las poblaciones indígenas, llamadas skræling por los vikingos, fueron limitados y conflictivos. Los asentamientos en Vinland no prosperaron y fueron abandonados tras pocos años.

Un hombre y una historia que trascienden el tiempo

Leif Erikson es reconocido hoy no solo en Noruega e Islandia, sino también en Estados Unidos, donde cada 9 de octubre se celebra el “Leif Erikson Day”. Su historia inspira películas, libros y obras de arte que recuerdan la valentía y el espíritu explorador de los vikingos.

La Embajada de Noruega en Argentina, con motivo del Día del Respeto a la Diversidad Cultural, destacó esta historia para invitar a reflexionar sobre la verdadera complejidad del encuentro entre Europa y América, más allá de la narrativa tradicional centrada exclusivamente en Colón.

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