El avance narco también desafía al Gran La Plata

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Mientras se procura avanzar en la investigación de la horrible muerte sufrida por tres jóvenes en Florencio Varela, supuestamente asesinadas por sicarios contratados por una organización de narcotraficantes, a raíz de un supuesto robo de dinero y cocaína –algo que enlazaría a este triple homicidio con otros resonantes casos similares- en las últimas horas y por un incidente ajeno al mencionado, una joven de City Bell, de 20 años de edad, permanece internada en el hospital San Roque de Gonnet, tras recibir un disparo a la altura del cuello. El autor estaría vinculado al manejo de la droga en un barrio de esa localidad.

Hace ya varios años que desde las columnas de este diario se vino advirtiendo que el narcotráfico dejó de estar restringido en nuestro país a la distribución y venta de droga, para dedicarse a la producción y por consiguiente instalarse en forma estructural en nuestro país, asociado además a los centros mundiales del narcotráfico. El año pasado en estas columnas se advirtió que el consumo de drogas y la presencia en algunos barrios de “cocinas” y “bastiones” habían crecido en forma exponencial en el Gran La Plata.

Claro está que existieron referencias y avisos de más antigua data. En la década del 90 los jueces de Menores advertían que casi el 100 por ciento de las causas penales en ese fuero mostraban que el consumo de drogas por chicos y adolescentes autores de delitos tenía fuerte incidencia en ellas.

Con posterioridad, el consumo se irradió hacia los adultos y en la Ciudad se instalaron narcotraficantes que empezaron a distribuir bajo el sistema “puerta a puerta” o, como en el caso de la Zona Roja, cuando se detectó que algunos taxis o remises presuntamente intervenían en la calle, bajo la modalidad de pasamanos, ante una creciente demanda de estupefacientes que incluían drogas químicas de alto poder.

La urgente aplicación de una política preventiva capaz también de investigar la incidencia de los estupefacientes en los delitos; una mayor y eficaz respuesta policial y judicial a los testimonios de vecinos cuando afirman que los puntos en que se venden los estupefacientes son conocidos y que no suelen rotar –de modo tal que se realicen con celeridad los procedimientos del caso- y una mayor atención de la policía hacia este tema en los controles vehiculares forman parte de las acciones básicas que deberían impulsarse.

Tal como se dijo, la realidad demanda que se intensifiquen las tareas policiales y judiciales, así como también todas las vigilias institucionales que puedan ser activadas -sin pérdidas de energías en la realización de jornadas teóricas y, en cambio, con muchos más esfuerzos concretos, volcados en la detección de las bandas de narcotraficantes- para impedir así el crecimiento de un fenómeno exclusivamente dirigido a fomentar el hábito del consumo y abrir nuevos mercados para estas organizaciones criminales.

Está claro que el narcotráfico dejó de ser un argumento de ficción, para convertirse en una dolorosa realidad en todo el país y también en nuestra zona. Las áreas oficiales y la sociedad toda debieran ponerse de pie frente a este desafío.

 

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