El voto representa la búsqueda de un mejor futuro para el país
Edición Impresa | 7 de Septiembre de 2025 | 03:17

La de hoy es una jornada trascendente para el sistema democrático, que los argentinos vienen consolidando desde 1983, en una continuidad que ojalá se perpetúe y perfeccione. Y jamás debiera olvidarse que corrieron muchos tiempos carentes de solidez institucional, cuando la oportunidad de votar y elegir a los representantes de la ciudadanía parecían un sueño imposible de concretar. Es por eso que, en las fechas electorales, corresponde valorar esas instancias de la vida política del país.
Al acudir hoy a las urnas, cada ciudadano y ciudadana de la provincia de Buenos Aires estará ejerciendo uno de los derechos más sagrados que consagra la Constitución y, también, cumpliendo con la obligación cívica de ofrecer su aporte a la consolidación del sistema democrático, sobre cuyas bases puede construirse un futuro mejor y asegurar la vigencia de garantías esenciales.
No hay apatía, desinterés o enojo que justifiquen ausentarse de semejante compromiso. Las urnas simbolizan esos derechos y obligaciones, que son los imperativos legales y morales propios de una sociedad plenamente desarrollada.
Se descuenta, asimismo, que cualquiera sea el resultado, la esperanza común es la de que en la jornada de hoy se desarrolle un acto cívico ejemplar. La Provincia y sus numerosos municipios, tal como el país todo, necesitan en forma imperiosa el compromiso de la ciudadanía y, también, de hechos concretos que fortalezcan la justicia, la prosperidad, la seguridad y la paz del conjunto. Cada voto transmite, seguramente, ese mensaje.
Cualquiera sea el resultado, la esperanza común es la de que hoy se desarrolle un acto cívico ejemplar. Se necesita del vigoroso compromiso ciudadano y, también, en forma prioritaria, de hechos concretos que fortalezcan el clima de estabilidad política e institucional.
Desde luego que la participación ciudadana en estas jornadas no se agota en el acto de votar. Es necesario asimismo que quienes hayan sido designados para desempeñarse como autoridad en alguna mesa de votación cumplan con la carga pública que eso representa. Y también que quienes actúen como fiscales de las distintas fuerzas políticas contribuyan con su esfuerzo y una conducta ejemplar a la absoluta normalidad del operativo electoral.
De todos depende, entonces, que la de hoy sea una jornada enriquecedora para la democracia y ejemplar para toda la población, en la que la ciudadanía sepa ser protagonista y no mera espectadora.
También debe confiarse en que todos los engranajes del acto comicial –desde su inicio hasta su final- funcionen en forma adecuada y transparente, para lo cual se hará preciso que quienes tienen la responsabilidad de garantizar el trámite electoral y la eficacia del escrutinio pongan su máximo celo y esfuerzo.
Existen, sin dudas, cuestiones de gran importancia que están pendientes, como el hecho cierto y palpable de que los partidos políticos aparecen desdibujados en la vorágine de los últimos años, en claro desmedro de la participación ciudadana en la vida pública. Pero, al mismo tiempo, lo que debe celebrarse es el acostumbramiento colectivo a las elecciones periódicas; como una instancia natural en un sistema institucional consolidado.
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