Una zurda que pasó a retiro


Por CESAR VEIGA


La zurda de Adriano Tomás Custodio Mendes dejó de dibujar jugadas el 13 de diciembre del año pasado cuando con la camiseta de Güemes de Bariloche definía un pasaporte para la ronda siguiente del campeonato Argentino contra Alianza de Cutral Có. Ese partido se interrumpió en medio de un escándalo de proporciones, y el posterior informe del árbitro marcó el final de la carrera futbolística del portugués que se hizo famoso como jugador de Estudiantes. A los 37 años, y cuando de antemano tenía en claro que esa iba a ser su última tarde como jugador de fútbol.
Lo suspendieron por cinco años en un episodio que jamás podrá olvidar. "Fuimos con Güemes a Cutral Có a definir un grupo en el que íbamos invictos pero dos puntos abajo de Alianza, que se había beneficiado con la no presentación de un equipo de Villa Regina. Nos encontramos con un clima muy raro, que explotó a los 25 minutos cuando un jugador le pisó la cabeza a un compañero mío delante mismo del árbitro. Le pregunté si no lo había visto... Primero contestó que no, después que había sido sin querer. Y cuando me dijo que nosotros no íbamos a ganar ese partido me volví loco, me lo quería comer. Me pararon los compañeros, pero así y todo en el informe anotó que le había pegado. Hablé en Agremiados, y ahí me dijeron que lo único que me podía salvar era el video crudo del partido".
Custodio Méndez lamenta todo aquello, y aprovecha para recomendarle a la AFA que "debe enviar veedores a los partidos del torneo Argentino, porque sino van a seguir ganando los que tienen más plata".
Retirado, el volante que jugó para Estudiantes, Temperley, Colón, San Martín de Tucumán, Chacarita, Danubio de Uruguay, Wanders e Iquique de Chile, Marítimo de Portugal, Tachira de Venezuela, Robles de El Salvador, Universidad de Honduras, Blooming de Bolivia, Cerro Porteño de Paraguay, Guaraní Antonio Franco de Misiones, Boca de Bragado, Social Ramallo, Racing de Olavarría y Güemes de Bariloche ("creo que son todos, disculpen si me olvido de alguno"), regresó a nuestra ciudad donde vive en pareja con Verónica, quien hace dos meses dio a luz a Chiara, y mientras espera el título de director técnico enseña los martes, jueves y sábados en una Escuela de Fútbol ubicada en 532 entre 19 y 20.
"Mi intención es seguir ligado al fútbol, y verdaderamente tengo muchas ganas de trabajar como técnico. En Güemes de Bariloche era el que armaba el equipo, el que lo preparaba en la semana, y fue algo así como una primera experiencia. Me gusta. Además, ¡tuve cada técnico! Carlos Bilardo en Estudiantes, Ramiro Blancur en Bolivia, Valdir Espinoza en Paraguay, Jorge Ginarte, de quien tengo el mejor recuerdo, en San Martín de Tucumán...", explica con ganas mientras reconoce que de casi todos rescató cosas que piensa aplicar cuando le llegue el momento.
Repasando situaciones
Un repaso de su vida como jugador permite rescatar situaciones... Los primeros años en las inferiores de Estudiantes, con una fractura incluida (en una final de sexta división, contra San Lorenzo), el debut en primera división allá por el '81 (frente a Sarmiento de Junín), su primer gol (frente a San Lorenzo de Mar del Plata) los consejos de Carlos Bilardo y un gol salvador gritado contra San Lorenzo en el '83. "Se jugaba en la cancha de Vélez y yo venía en un año espantoso, camino a quedar libre. Pero Eduardo Manera me mandó a la cancha y la primera -y única- pelota que toqué la mandé adentro... En un minuto paso de todo porque después del gol movió San Lorenzo y le regalaron un penal que Insúa tiró afuera. Ganamos 2 a 1".
Acepta ser hincha de Estudiantes y no duda en afirmar que "todo lo que viví fueron cosas lindas", aunque lamenta un hecho sufrido el jueves pasado, la noche en la que los albirrojos perdieron contra San Lorenzo. "Una decepción, algo que me dolió y me causó vergüenza... Ví a una persona conocida en la zona de plateas y cuando traté de entrar para saludarlo, el control me dijo que no me conocía. Después, la persona esta a la que hago referencia permitió mi ingreso, pero el presidente del club al observar la situación se dirigió al portero y lo retó porque me había dejado pasar. Creo no haber merecido ese mal momento".

De aquí para allá

Recuerda haber "despegado" futbolísticamente en Temperley, club al que pasó en febrero del '85, dice que una declaración "equivocada" de un directivo de la entidad celeste le impidió jugar en Marítimo de Portugal, se muestra orgulloso de haber sido tenido en cuenta por Alfredo Di Stéfano para llevarlo a Boca y califica como "el error más grande de mi vida" haber ido al Blooming de Bolivia porque "lo que hacía no tenía trascendencia; convertí 24 goles en 36 partidos y los únicos que lo sabían eran mis familiares").
No se arrepiente de haberle hecho caso a Sergio Rechiutti, que lo llevó a San Martín de Tucumán ("un pésimo arbitraje de Anibal Hay contra Belgrano nos sacó del campeonato que al final terminaron ganando los cordobeses en una final a Banfield"), y no tiene más que palabras de agradecimiento para el tiempo que jugó para Chacarita ("ascendimos en el '93 y no tengo nada malo que decir contra nadie"). Pero eso es parte del pasado, ahora Custodio Mendes espera que en diciembre le entreguen el título de director técnico para empezar a escribir otra historia.



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