Dramático relato del hombre que mató a un presunto secuestrador

Hace cuatro años que está armado. Tiene una "Bersa" 9 mm. Y dice que el viernes pasado no le quedó otra alternativa que usarla. "Era él o yo. Si no la usaba me liquidaba", cuenta Marcelo Barba, el agente de bolsa que mató a uno de los dos presuntos delincuentes que intentaron raptarlo en una cochera del microcentro.
Por este hecho, el corredor, de 34 años, estuvo demorado poco menos de un día en la comisaría primera. Pero fue liberado luego de declarar ante la Justicia. El fiscal que investiga el caso, Tomás Moran, consideró que el hombre actuó en "legítima defensa".
A pocas horas de haber pasado por ese dramático episodio, Barba -que es casado y tiene dos hijas de 5 meses y 6 años- accedió a hablar con este diario sobre el tema. Sentado en el estudio de su abogado, Máximo Coretti, el agente de bolsa cuenta que se siente "inseguro" y que está tomando tranquilizantes para sobreponerse del suceso que lo tuvo como protagonista. Aunque reconoce que el mejor remedio que recibió hasta ahora fue la contención que le brindaron sus amigos, familiares y hasta desconocidos. "Demasiada solidaridad", explica el hombre que hace dos años tuvo que ser operado por un problema cardíaco.
"Cuando me compré el arma lo hice por miedo, por una cuestión de seguridad, por todas las cosas que están pasando. Pero nunca te imaginás que vas a usarla para tirarle a una persona", reflexionó. El viernes al mediodía, Barba llegó a una cochera ubicada en un edificio de 48 entre 5 y 6, para guardar su Peugeot 405 en el segundo piso, como lo hace todos los días.
El corredor bajó del coche con un maletín cargado de documentos. Y en esas circunstancias fue sorprendido por un hombre armado que tres días antes había alquilado un lugar para su auto en otro piso, según se supo más tarde. "Me apuntaba directamente a la cabeza y me decía 'Te voy a matar. Dame eso y poné las manos en el baúl", recordó Barba.
Casi en el mismo instante, el agente de bolsa se agachó y trató de tomar distancia de su atacante que quería colocarle unas esposas, al parecer, con la intención de secuestrarlo. "Estaba de costado, tapando la pistola que tenía en la cintura. Hasta que la agarré y entonces levanté el portafolios, me tapé la cara y empecé a tirar para todos lados", contó.
Tres proyectiles impactaron en el cuerpo del asaltante que murió en el acto y quedó tendido en el suelo. Desesperado, Barba salió corriendo y descubrió que a pocos metros había otro hombre que bajaba del tercer piso y que, cuando reconoció al corredor, giró sobre sus pasos y desapareció de su vista. "En ese momento no me di cuenta que era el cómplice" -continuó Barba- "Salí pensando en cualquier cosa, bajé las escaleras volando y gritaba que llamaran a la policía, porque había un tipo en el tercer piso".
Más tarde se supo que el cómplice del delincuente había escapado en un Renault Clío. Y también se descubrió que el asaltante muerto tenía unas esposas y una pistola "Power" 9 milímetros, con 15 proyectiles. Lo único que no se sabe es por qué los ladrones pensaban que el corredor llevaba dinero en su portafolios. "El agente de bolsa es un comisionista y la gente cree que está lleno de plata, que es millonario. Pero todo eso es parte de un mito. Si bien se manejan valores importantes todo el dinero que se mueve es electrónico. Ahora está todo bancarizado o acorralado", explicó Barba.
El hombre, que lleva unos diez años trabajando como corredor de bolsa y que en febrero de 2001 fue víctima de un brutal asalto en las oficinas de su empresa, contó que ayer volvió a su oficina. "Pero no pude trabajar. Sólo atendí gente y recibí llamados de todas partes que se solidarizaron conmigo. Ahora tengo que empezar de nuevo", concluyó Barba y no quiso hablar más.

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