"Tenemos que llegar a las elecciones aunque sea con muletas" había dicho Balbín

Duros repudios recogió ayer mismo el ex dictador Jorge Videla por la declaración en la que afirmó que el fallecido dirigente del radicalismo Ricardo Balbín le había "pedido un golpe de Estado cuanto antes" durante el gobierno de Isabel Perón, más precisamente un mes antes de que los militares tomaran el poder en 1976.

Los dichos de Videla generaron rechazos y aún estupor en diversos ámbitos, porque es un dato conocido y reconocido por la Historia que Balbín fue uno de los pocos dirigentes políticos que reclamó públicamente que no se diera el golpe militar que finalmente sobrevino el 24 de marzo de 1976.

A comienzos de 1976, cuando la inminencia de una irrupción del gobierno democrático era mucho más que un rumor, Balbín lanzó un dramático pedido público: "Aún cuando sea con muletas tenemos que llegar a las elecciones", que estaban previstas para setiembre de ese año. Y el 16 de marzo de aquel año -una semana antes del golpe- pronunció un recordado discurso por cadena nacional de radio y televisión, en el que, citando a Almafuerte y en relación a la esperanza de mantenimiento de la vida democrática, señaló que "hasta los enfermos incurables tienen cura cinco minutos antes de la muerte".

También dijo en aquel discurso: "Hay un común denominador en la República, que quiere salvar estas contingencias nacionales, hay una voluntad juvenil que quiere colaborar en el esfuerzo de mantener las instituciones de la República, porque es el camino de la civilización, de la democracia de los argentinos. Hay tiempo todavía". Y en referencia a las críticas que recibía el gobierno constitucional, agregó: "Las instituciones son válidas y aún cuando parece que no, que no son eficaces, sirven".

Es de público conocimiento, asimismo, que Balbín habló con uno de los principales dirigentes del peronismo gobernante de entonces, Deolindo Bittel, a quien le planteó la posibilidad de frenar el golpe de Estado con un juicio político a Isabel Perón que permitiera que asumiese el presidente del Senado, Italo Luder, de manera de mantener la institucionalidad democrática.

Ayer, en la última audiencia del juicio en su contra por violaciones a los Derechos Humanos durante la dictadura, Videla sostuvo que Balbín le había pedido que dieran "un golpe" y que le había dicho que "no pretendiera el aplauso" por interrumpir el orden constitucional, pero le había garantizado que "el radicalismo no sembraría piedras en el camino".

REACCIONES

Al conocer las declaraciones, el senador nacional Ernesto Sanz, presidente de la UCR, salió a rechazarlas con vehemencia, sostuvo que Videla "sigue teniendo la perversidad del 76" y afirmó que el represor "no puede manchar la honorabilidad de Balbín, no tiene límites".

"Don Ricardo hacía un pedido desesperado a todas las fuerzas políticas, pero con especial atención al propio peronismo para que dejaran de lado las peleas internas para sostener un gobierno democrático que estaba a ocho meses de un proceso eleccionario", añadió Sanz, para recordar la frase de "llegar a las elecciones con muletas" y señalar que "la Historia marca que el respaldo de Balbín a la entonces presidente Isabel Perón fue quizás el único que le quedó a ésta después de las peleas que había dentro del peronismo".

Por su parte, el titular de la bancada de senadores nacionales radicales, Gerardo Morales, dijo que "lo de Videla es típico de un asesino, porque sabe que el muerto no puede defenderse", y destacó la posibilidad que "la democracia que él detestó y temió le da de defenderse".

Por su parte Emiliano y Fernando Balbín, nietos del extinto dirigente, consideraron "una bajeza incalificable poner esas palabras en boca de Balbín, que tuvo una actitud muy clara en defensa de las instituciones, y en aquel momento hasta enfrentó críticas de otros dirigentes políticos por su cerrada defensa del gobierno constitucional".

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