Sólo la mitad de las escuelas secundarias tienen gabinete

Los Equipos de Orientación Educacional (gabinete psicopedagógicos) son insuficientes y en el nivel secundario alcanzan sólo a la mitad de las escuelas, según destacan desde los gremios y admiten en el ámbito oficial. La directora de Psicología de la Dirección General de Educación, Claudia Bello, indicó, en ese sentido que, "mientras para el primario la cobertura es del 90% y aunque durante el año pasado se crearon 440 cargos, lo cierto es que están faltando gabinetes en el secundario, que sólo tiene un 50% de cobertura. De todos modos, en la Región del Gran La Plata hay tres equipos interdisciplinarios que están para abordar las situaciones de violencia emergentes actuando en todas las escuelas del distrito".

Para Bello, en la cuestión de la violencia contra los docentes "hay muchos aspectos a trabajar, uno de ellos, el fuerte choque cultural entre nuevos actores juveniles muy influidos por las nuevas tecnologías y las expectativas que tienen los maestros, que muchas veces no se ajustan a esta nueva realidad. Y en ese encuentro entre esas dos culturas a veces se producen estaciones de violencia".

Otra cuestión a trabajar, dice Bello, es la pérdida de autoridad de los docentes, a la que vincula con el hecho de que durante muchos años la escuela tuvo que salir a responder a necesidades más urgentes de la población, como la alimentación. Como resultado de esa situación se resintió el rol de la enseñanza, lo que convierte en un imperativo actual la reconstrucción de la autoridad docente fundada en el conocimiento.

Los especialistas destacan otro factor: la escuela de hoy tiende a ser más inclusiva y menos meritocrática, lo que determina que la población escolar sea mayor y más heterogénea. Ese factor puede generar nuevas tensiones que se manifiestan en la convivencia en las aulas.

Por su parte, Lidia Fernández, secretaria de Derechos Humanos de Suteba La Plata opinó que "las políticas de inclusión impulsadas en los últimos años permitieron que mucha gente saliera de una situación de marginación a la que había llegado durante el neoliberalismo de los años `90. Hoy tenemos chicos en las escuelas que vienen de familias que suman dos generaciones sin trabajo estable y que no pueden diferenciar un domingo de un lunes, porque el trabajo no actuó en esas familias como un organizador de la vida. Y en esos casos los cambios culturales tardan más que los económicos y la adaptación de esos chicos requiere más trabajo. Pero hay que terminar con el mito de que las escuelas más pobres son las que tienen más violencia, ya que los índices de agresiones a profesores son más altos en los colegios privados que en los públicos".

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