Cambia el paisaje urbano con murales en casas particulares

Es una manera de salir del molde y de las convenciones. También de promover el arte callejero. Y sirve, en algunos casos, como solución práctica a las pintadas antojadizas y compulsivas de manos anónimas que no piden permiso. La tendencia crece en frentes de domicilios particulares con grafitis artísticos, y es que algunos vecinos apuntan a darle un toque distintivo a sus casas y cambian la tradicional pintura exterior por dibujos al aerosol que plasman en sus fachadas muralistas urbanos.

Luxor Magenta, Acra, Lumpen Bola, Ice, Inka, Add Rian son algunos de los nombres que circulan por la Ciudad vinculados al muralismo callejero y que van con su propuesta ahí donde encuentran una pared tentadora, ya no de un edificio público o de un lugar sin dueño, sino de una vivienda particular. "Señora, dele el frente al grafiti", es el eslogan que promueve la nueva expresión "de la cultura popular", según lo definen estos particulares artistas.

Cada vez más, los propietarios de las viviendas aceptan una invitación que no deja de ser un desafío: el grupo de artistas realiza el trabajo, en líneas generales, sin cobrar más allá de los materiales, pero a cambio tiene la libertad de elegir motivos, formas y colores. "En eso el vecino no se mete. Nos da el frente para que avance el arte de la pintura en la calle y soy libre para pintar lo que quiero", dice Luxor, que estudió grabado en la facultad de Bellas Artes pero lanzado a este arte emergente abandonó el aprendizaje académico. "Esto lo enseña la calle, no hay escuela para el grafiti", afirma.

Según Luxor, habría que empezar a romper con la idea clásica de pintar los frentes de blanco. "Para mí es como una desidia, como una manera de entender la nada", sostiene el joven.

Patricia Medina, vecina de 530 entre 11 y 12, se propuso acercar el arte callejero a su barrio. "Quise fomentar a los artistas que hacen grafitis para que realicen estas obras -explica-. Me gusta que se vea este tipo de manifestaciones en la calle y como yo tenía espacio en el portón de mi casa lo cedí para que se aprovechara artísticamente".

En cambio, para Luciano Bella, uno de los dueños de una distribuidora de alimento balanceado de 66 y 23, el nuevo aspecto de la fachada del negocio, "nos vino muy bien". En esa esquina estaban "cansados" de darle una "lavada" al frente y que a las pocas horas lo mancharan pintadas de agrupaciones políticas, bandas de música o hinchas de fútbol. "Así respetan el mural y no estropean más la pared", puntualiza el comerciante.

Como tendencia que es, en algunos barrios la idea resulta contagiosa. Una vecina que vive enfrente del negocio de Bella vio el mural y se interesó en el trabajo artístico. Días más tarde, el paredón lateral de su casa que da hacia la avenida 66 apareció colorido, con dibujos de plantas exóticas, hongos y animales salvajes. La imagen, enorme, domina esa transitada esquina y llama la atención de la gente que pasa por el lugar.