Un sistema de señalización que preocupa a los vecinos

UN SINIESTRO QUE SE VEÍA VENIR. LOS RESCATISTAS TRASLADAN A UNA DE LAS VÍCTIMAS EN 116 Y 527

A los vecinos del cruce vial de 116 y 527 en Tolosa, el accidente en el que ayer al mediodía un tren carguero embistió a un colectivo de la línea Norte, les provocó las más disímiles sensaciones, menos sorpresa. “Sabíamos que esto iba a pasar”, remarcó Pablo Pérez, dirigente tolosano que desde 2007 se cansó de mandar cartas a distintos organismos solicitando la implementación de medidas de prevención.

El sistema de señalización es tan precario, que los vecinos que cruzan por allí todos los días lo describen con un sola frase: “parece una vía muerta”.

En su recorrido, la formación ferroviaria sale de la Propulsora en Ensenada, con destino final a la planta que la empresa siderúrgica tiene en la localidad bonaerense de San Nicolás. En ese trayecto, el tren atraviesa un extenso tramo urbano con escasas medidas de seguridad.

El cruce donde ayer casi se produce una tragedia, es una de esas coordenadas de riesgo que dejan al descubierto la enorme peligrosidad que ello representa: es un punto muy transitado, en el camino hacia el Mercado Regional y en el radio de tres cuadras hay seis escuelas, por lo que día a día lo atraviesan cientos de chicos.

El increíble procedimiento para organizar el tránsito cada vez que pasa el tren es el siguiente: un policía adicional que viaja arriba de la formación se baja poco antes de que ésta llegue al cruce, se para a un costado de las vías y le hace señas a los conductores para indicarles que se apresta a pasar el tren. Con la misma modalidad, el agente se encarga de detener el tránsito en cada paso a nivel sin barrera.

El mecanismo fue descrito tanto por vecinos como por fuentes policiales. Habitualmente, un patrullero de la jurisdicción policial por la que atraviesa el tren se suma a esos controles vehiculares.

Por ese motivo, una de las hipótesis que se investigan es si el choque de ayer fue consecuencia de una mala interpretación de las señas entre el policía y el chofer del colectivo.

Ese rudimentario sistema no alcanza para asegurar la tranquilidad de los vecinos. Ellos insisten: “ni te das cuenta que pasa el tren”. Por eso ya enviaron numerosas cartas a UGOFE reclamando medidas. “La respuesta es siempre la misma, ‘estamos trabajando’”, subrayó Pérez.

La frecuencia del tren varía, pero en el barrio dicen que “pasa asiduamente”. Hay días en las que lo hace hasta en tres ocasiones: una a la madrugada, otra cerca del mediodía y la restante por la tarde. La formación que chocó ayer iba sin carga, aunque es frecuente ver que el “tren lleva grandes rollos de acero, cuatro por vagón”.

“Tarde o temprano esto iba a pasar. Sobre 116 detiene apenas la marcha y luego avanza. Y a lo sumo uno o dos empleados de la empresa vigilan el paso de formaciones, que a veces superan los 25 vagones”, señaló Pérez.

Esas falencias dejaron en claro porqué, lejos de sorprender, esta es la crónica de un siniestro ya largamente anunciado.