Una odisea económica y legal tras cada tragedia

En medio del dolor, las familias afectadas suelen afrontar largos procesos legales derivados de los accidentes

OSVALDO NESSI, DE LA ENTIDAD AMOR Y RESPETO AL PRÓJIMO

En medio del dolor, en medio del duelo, otra exigencia: Para muchas familias, la pérdida de un ser querido se ve acompañada por la obligación de enfrentar largos procesos legales que implican revivir periódicamente la tragedia.

Se estima que un 30% de las causas que maneja actualmente la Justicia argentina se relaciona con demandas por accidentes de tránsito, si bien solo el 5% de los accidentes termina en juicio, mientras que la gran mayoría se resuelve por acuerdos entre las partes.

Mientras tanto, para el sistema asegurador argentino el costo anual derivado de accidentes ronda los 2.000 millones de dólares.

Para muchas familias, que antes del accidente no tuvieron contacto con el sistema judicial ni con el asegurador, el accidente de tránsito inaugura una vida nueva.

“La particularidad de nuestra justicia es que es muy lenta. En ese marco, para la familia que afronta el duelo de perder a un ser querido los largos procesos representan un calvario, que los obliga a revivir una y otra vez el dolor de la pérdida”, dice Osvaldo Nessi, desde la Asociación Amor y Respeto al Prójimo.

“En la Asociación hemos conocido casos de gente que después de procesos de más de 18 años no cobraron un peso de indemnización y pasaron por situaciones económicas muy duras, al borde de quedar en la calle”, dije Nessi.

Generalmente, las familias que enfrentan esta situación esperan de los procesos por homicidio culposo que terminen rápidamente, porque al prolongarse se transforman en “un tormento”, dice Nessi.

No obstante, lo que suele suceder generalmente es todo lo contrario: Los procesos son lentos, la necesidad de revivir la tragedia se repite,

“Es por eso que mucha gente pasa rápido por todos los procesos del duelo y otros quedan estancados en alguno, en el momento de la parálisis, de no saber qué hacer o en el momento de enojarse con la vida, de buscar culpables y revanchas”, indica Nessi y agrega “la reacción en estos casos es muy subjetiva”.

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