Estudiantes lo supo jugar y lo ganó con mucha autoridad

Golpeó de entrada, lo aguantó bien y tuvo triple festejo


COMENTARIO
Por ANIBAL GUIDI

Ganar el clásico platense no tiene parangón alguno. Y todos los métodos (mientras estén emparentados con lo estrictamente futbolístico) son válidos para alcanzar tamaña satisfacción.

Y vaya que el 1-0 de ayer ante Gimnasia, y nada menos que en el Bosque, con más de veinte mil personas alentando a los rivales, tiene un significado especialísimo, con el agregado extra -tan valioso como el haber ganado este clásico Nº 151 del profesionalismo- es que estos tres puntos que sumó Estudiantes luego de un derrotero de cuatro fechas sin triunfos, la catapultó nada menos que a la cima del campeonato, que comparte con Colón y con 15 puntos.

Al margen de que para torcerle el brazo al rival de siempre le alcanzó con golpear fuerte y rápido, con una jugada de contragolpe muy bien urdida por Carrillo y Leo Jara y mejor resuelta por el cordobés Franco Jara filtrándose al área por la izquierda, el equipo pincharrata pudo festejar en un reducto que durante 19 años le había resultado esquivo.

Y a partir de esa maniobra certera que se produjo en el minuto 9 de la etapa inicial, el partido tuvo un quiebre y, en la misma medida en que robusteció anímica y futbolísticamente a Estudiantes, llenó de impotencia y nerviosismo a Gimnasia que hasta el cierre del primer tiempo no encontró la forma ni la manera de poder ir en procura de la igualdad.

El equipo de Troglio no tuvo juego ni convicción como para generarle problemas a una retaguardia visitante que estuvo tan atenta como resuelta para anticipar y rechazar, como levantón un frontón delante de Rulli.

Recién pasada la media hora de juego, y a través de un tiro libre que ejecutó Mussis, obligó a Rulli a extremar recursos para enviar la pelota al córner contra su parante derecho.

Estudiantes, mejor afirmado en el medio, y a despecho de arrastrar inconvenientes a la hora de manejar el balón, bien pudo en la primera etapa ampliar la diferencia.

Hubo un estupendo cabezazo de Leo Jara que Monetti, en gran reacción, atrapó contra su palo izquierdo, y un par de llegadas claras de Román Martínez y el propio Franco Jara, que terminó sentido en su pierna izquierda y tuvo que salir antes del cierre de la etapa, reemplazado por Carlos Auzqui.

Gimnasia era por entonces la imagen viva de la inoperancia y la intrascendencia, mientras que Estudiantes, de a poco, se fue afirmando bien atrás y, sin mayores sobresaltos fue neutralizando cada una de las intentonas de su rival, que buscaba es cierto, pero sin herir.

Dos expulsados
Los nervios generaron un feo cierre al clásico. El árbitro expulsó a Patricio Rodríguez (se negaba a tirar un córner porque caían proyectiles) y a Facundo Pereyra, que le recriminó

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