Carminha, la más mala de todas las malvadas

A LOS 44 AÑOS, ADRIANA ESTEVES ES CONOCIDA EN GRAN PARTE DEL MUNDO POR SU PAPEL DE CARMINHA, LA MALVADA DE “AVENIDA BRASIL”

Hace 23 años que Adriana Esteves es actriz y creció en Río de Janeiro, en un hogar donde reinaban, por partes iguales, el arte y la ciencia. Su madre fue maestra de escuela primaria hasta que se jubiló. Desde ese mismo día se dedicó a su pasión: la pintura. Su padre era médico pediatra y, a la vez, poeta. Y ella, para no ser menos, soñaba con ser bailarina clásica. Cuando llegó a la conclusión que nunca lo sería, descubrió la actuación. Hoy, a los 44 años, es conocida en le mundo entero por ser la villana de “Avenida Brasil”, Carminha, a tal punto que en 2012 la versión latinoamericana de la revista Time la colocó entre los 100 personajes más influyentes de Brasil.

Su éxito actual no es producto del azar o el buen ojo de un cazatalentos. Adriana ya había seducido a la platea internacional en 1997 en el papel de una chica súper sexy y provocadora, en la telenovela “La indomable”. En esa oportunidad fue tapa de Time por primera vez. El título de la nota lo dice todo: “Rompiendo tabúes”.

“Vengo trabajando desde hace muchos años -cuenta-. Demasiados trabajos en televisión, teatro, cine...Soy una actriz muy dedicada a su trabajo. Me alegró que el autor de ‘Avenida Brasil’, Joao Emanuel Carneiro, haya valorado eso. Es un gran escritor y no es por casualidad que su guión sea un éxito. Su propuesta fue una sorpresa para mí, porque tengo una trayectoria con personajes de comedias. Hice muchas escenas románticas y de chica linda, pero esta fue mi primera gran villana. Tenía muchas ganas porque me sentía capaz de hacerla”.

Para ser la villana más villana de la televisión mundial, Adriana se preparó con la disciplina digna de un atleta que aspira a ser el número uno de su especialidad. Todos los días educó su cuerpo haciendo running, musculación y jiu-jitsu, un arte marcial milenario. “Hacer jiu-jitsu para interpretar a Carminha fue sensacional -asegura-. Me pareció que ese arte marcial me podía sumar a la preparación del personaje. Y me sumó. Aunque trabajé mucho, nunca abandoné ni abandonaré la terapia. Con un trabajo que me exige un gran esfuerzo emocional, tengo que cuidarme”.

Y se cuidó. Pero hubo una instancia que Adriana no tuvo en cuenta. Durante el año en que grabó la telenovela el canal fue todo para ella. Dentro y fuera del set Adriana era Carminha. Odiada y amada al mismo tiempo, estaba protegida: el set de grabación era su lugar en el mundo. Hasta que un día sucedió lo inevitable. Se terminó la grabación y Adriana, no Carminha, tuvo que salir al exterior. El pasaje fue duro hasta la crueldad.

“Tuve que salir a la calle y pagar las cuentas -confiesa-. Tuve que contar cómo había sido todo. Me retraí y me agarró un poco de pánico. Hasta entonces había estado protegida dentro de un refugio. Nada me exigían porque sabían que estaba trabajando. Me asusté cuando volví al mundo. Ahora, que en Brasil la novela terminó hace un año y seis meses, las cosas volvieron a su curso. Terminar ‘Avenida Brasil’ fue como de pronto entrar al Maracaná. Me asusté, pero lo entendí”.

UNA MUJER NORMAL

Más allá de la actuación, el éxito y un futuro que no tiene techo, Adriana es una mujer como tantas otras. Es decir, tiene una vida propia. Para empezar, le encanta viajar. Con el marido y sus tres hijos tiene un ritual: dos veces al año viajan todos juntos. Y una vez por semana cenan juntos. En los dos casos no hay excusa que valga. Tiene dos casas: una en Río y otra en Angra dos Reis, donde recibe a sus amigos íntimos. Todos lo días, aunque truene o llueve va hasta el living de su casa y le manda un beso al mar.

¿Por qué una villana despierta tanto amor? Y es la misma villana la que intenta descifrar el misterio, sabiendo que el éxito nunca es previsible y no existe la fórmula mágica capaz de asegurarlo. “Porque es un personaje my bien escrito. No es una villana por pura maldad -concluye-. Tiene una historia, tiene un pasado, ambiciones, y en ese intento de supervivencia necesita hacerlo todo. Entonces necesita tener humor, ser querida, tierna, atractiva...”.