Un poco de historia

La historia más difundida cuenta que el particular tomate llegó a La Plata de la mano de un italiano que trajo semillas en los años ‘30. “Oficialmente, la primera referencia explícita a un tomate platense apareció en un boletín del ministerio de Agricultura de 1939. Pero hay revistas de 1928 que ya lo mencionaban”, apunta el agrónomo Juan Garat.

Algunos dicen que se trata de un híbrido natural que surgió de productos europeos y estadounidenses, pero el ingeniero prefiere definirlo como el resultado de “un combo de distintos materiales genéticos que se fue estabilizando con el tiempo”.

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