La investigación entra en una etapa clave y de definiciones

Las llamadas que realizó el fiscal, un elemento crucial

Esta semana, la investigación de la extraña muerte de Alberto Nisman ingresará en una etapa de definiciones. La fiscal Viviana Fein espera poder avanzar en el análisis de todas las llamadas telefónicas que hizo y recibió el fiscal en sus últimos días. No se limitará, por supuesto, a los llamados sino que incluirá también los mensajes de texto, conversaciones de chat y de WhatsApp. Nisman, como se sabe, desarrollaba una intensa comunicación por esas vías.

Fuentes vinculadas a la investigación afirman que hay expectativa en que los registros de llamados y los contenidos de los contactos que mantuvo Nisman puedan aportar nuevos elementos para esclarecer su muerte.

Hasta ahora estas pericias han estado demoradas a la espera de que la ex esposa de Nisman, Sandra Arroyo Salgado, designe -en su condición de querellante en la causa- un perito de parte que controle y supervise las pericias que se realizarán sobre los teléfonos del fiscal.

También se investigará el contenido de las computadoras que se encontraban en la casa de Nisman.

LAS CAMARAS

La fiscal espera contar también en estos días con el resultado completo del análisis ordenado sobre las cámaras de seguridad de las torres Le Parc y sobre otras cámaras de vigilancia que permitirían corroborar declaraciones vertidas en la causa.Por ejemplo, se esperan imágenes de la autopista Panamericana que deberían confirmar o poner en duda el relato de Diego Lagomarsino sobre los horarios en los que fue y volvió al departamento de Nisman en el curso del fin de semana en el que apareció muerto.

En ese sentido, la fiscal Fein anticipó que no hay cámaras en las escaleras de servicio del edificio en el que vivía Nisman y que las de los ascensores de servicio no funcionaban. Por eso se habla de “puntos ciegos” dentro de Le Parc.

ADN

Hasta ahora, la fiscal ha recolectado pruebas que describen una escena de la muerte en la que sólo aparece el fiscal Nisman.

Los exámenes de ADN determinaron que sólo había en el arma y en la ropa restos genéticos del propio fiscal. La autopsia, por otra parte, determinó que el tiro que acabó con la vida de Nisman fue disparado desde una distancia aproximada de un centímetro de la cabeza.

Esos elementos podrían reforzar las hipótesis de un suicidio o de un suicido inducido. pero hay -como se sabe- otra prueba que siembre dudas: en las manos de Nisman no aparecieron rastros de pólvora que normalmente quedan después de disparar un arma.

Está confirmado que el disparo que recibió provino de la pistola Bersa calibre 22 que se encontraba en el baño. Es el arma que el propio fiscal le había pedido a su colaborador Lagomarsino que le prestara el día sábado, pocas horas antes de aparecer muerto.

La jueza que interviene en el caso, Fabiana Palmaghini, pidió una nueva prueba de disparo y barrido electrónico del arma hallada junto al cuerpo. El resultado de esta pericia también estaría disponible en la fiscalía de Fein en los próximos días.

Los investigadores confían en que los numerosos peritajes que se encuentran en marcha podrían aportar certezas para el esclarecimiento del caso.

Sin embargo, hay un punto que admiten como de muy difícil esclarecimiento. Si se hubiera tratado de un suicidio inducido, es uno de los delitos más difíciles de probar.

El contenido de los llamados podría echar algo de luz en ese sentido. ¿Alguien lo amenazó en las horas previas a su muerte? ¿Supo algo que podría haberlo acorralado de alguna forma? Son preguntas que por ahora no tienen respuesta.

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