Dan el alta a la mujer que cayó en un pozo
| 12 de Octubre de 2016 | 02:44

La vecina de barrio Norte que cayó a un pozo de cuatro metros de profundidad dentro de su propia casa y tuvo que ser rescatada, después de una hora de infierno, por los Bomberos, fue dada de alta. En tanto, el futuro de su vivienda, todavía, es un misterio. Clausurada tras los peritajes que determinaron que con el hundimiento del piso del patio -donde se formó la depresión- la casa dejó de ser habitable, ella junto a su marido y su hija tuvieron que mudarse al departamento de su hijo.
Ahora, recién acomodándose a la emergencia habitacional, la familia espera recuperarse del susto para encarar el arreglo de la propiedad.
Silvia Orlando, vecina y comerciantes de una casa con local situada en la avenida 7 entre plaza Olazábal y 39, pudo dejar recién ayer la sala 1 del Hospital Gutiérrez, donde fue internada el domingo último a la madrugada después de venirse abajo -con ella encima-, un metro y medio de diámetro de las baldosas del patio de su vivienda.
La mujer cayó en el pozo que se había formado, según denunció su hijo Fabricio, a partir del movimiento de suelo producido por una obra en construcción lindera. La estructura socavada estaba llena de aguas servidas y la vecina aguantó, con la ayuda de un joven que la sostuvo, hasta que llegaron los Bomberos.
“Mi mamá salió del hospital; sacamos alguna ropa y algunas cosas que necesitábamos de la casa y estamos todos viviendo en mi departamento. Ahí no se puede estar, porque dar cualquier paso es un peligro; el piso se puede desmoronar más según nos dijeron. Ahora tenemos que hablar con abogados e ingenieros para ver cómo encaramos todo, las reparaciones en la casa y la parte legal”, dijo el hijo de la vecina que sufrió la caída.
De la grieta al hundimiento
La familia Marchetti había advertido, tiempo atrás, la presencia de una grieta, que se extendía de punta a punta en el inmueble, y que se había iniciado en coincidencia con el comienzo de la ejecución del edificio en el terreno de al lado. Según denunció, con el avance del movimiento de suelo y los trabajos que se efectuaron con mangueras que succionaban el agua de las napas, la rajadura se fue engrosando. Fabricio sostiene que en forma paralela se fue socavando el subsuelo y así se produjo también el hundimiento del piso.
El inmueble afectado por el socavón es en parte vivienda y en parte local comercial. Y es que Silvia, su marido, Elvio Marchetti, y los dos hijos del matrimonio viven de los ingresos de ese negocio, que se dedica a la venta de mosaicos. A raíz del derrumbe de las baldosas, que se produjo a muy pocos metros de donde se emplaza el comercio, la familia no sabe cuándo podrán volver a atenderlo sin correr riesgos. “El problema es que no solamente mis padres y mi hermana no pueden vivir ahí por un tiempo sino que tampoco sabemos si vamos a contar con el ingreso del negocio”, planteó el joven.
El Municipio intervino en el caso; clausuró la obra en construcción y realizó peritajes para determinar qué produjo el hundimiento.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE