Los Hornos: mató a la mujer con un hacha y después se ahorcó
| 15 de Octubre de 2016 | 02:09

“Siempre salían juntos, nunca noté un maltrato entre ellos, todo lo contrario”, dijo una mujer que conocía al hombre que ayer a la madrugada asesinó a hachazos a su esposa y luego se quitó la vida, en Los Hornos. Igual que ella, otros vecinos y familiares de la pareja negaron estar al tanto de episodios de violencia doméstica, aunque no fueron pocos los que reconocieron que “él era celoso”, dijo a este diario una fuente judicial. Esos celos habrían desencadenado el drama, que no resultó fácil de adjetivar para los pesquisas. Todos los que conversaron con EL DIA lo describieron con una palabra: “Terrible”.
Se cree que ocurrió alrededor de las 4 de la mañana en una casita humilde situada en 73 entre 151 y 153, donde Carlos Gregorio Orellana, de 73 años, y María Elsa Acuña, de 63, vivían desde hacía “más de 20”, calcularon en el barrio.
Sin embargo, el hecho salió a la luz poco después de las 6 de la mañana, cuando una hija de los nueve que tenía la pareja, algunos de los cuales viven en el mismo terreno, fue a dejar a su beba de tres meses al cuidado de la madre. “Lo hacía todos los días antes de irse a trabajar”, dijo una vecina.
Distintas fuentes confirmaron que ella encontró los cuerpos. El de Acuña estaba “sobre la cama, con una herida cortante de grandes dimensiones a la altura del cráneo” y, a su lado, “un hacha ensangrentada”, relató una fuente de la investigación. Cerca, en la misma habitación, el cadáver de Orellana colgaba de una soga que había anudado al tirante del techo.
La mujer corrió a pedir ayuda y un rato después el lugar se llenó de policías y peritos.
LA CARTA
Trabajaron en la escena efectivos del Comando de Patrullas, la Local, la comisaría Tercera de Los Hornos y el gabinete de Homicidios de la DDI, todos bajo la instrucción de la fiscal Ana Medina. Según los vecinos, Orellana “había trabado la puerta de la habitación con un ropero”, lo que complicó el acceso al cuarto.
Los peritos de Policía Científica se encargaron de revisar el lugar, secuestrando un elemento clave para reconstruir la historia: una carta en la que el hombre “hacía suponer que por problemas de infidelidad había asesinado a su esposa y luego se quitó la vida”, confirmó un detective.
La fiscal Medina ordenó caratular la causa como “homicidio seguido de suicidio” y que los cuerpos fueran sometidos a autopsias ayer mismo.
“Nos cuesta creer lo que pasó. Está todo el barrio hablando de esto”, admitió una mujer que tiene un comercio cerca de la escena del crimen.
“Antes de suicidarse, el hombre bloqueó la puerta desde el interior del dormitorio con un ropero y además colocó una traba”, agregó, antes de confirmar que fue una de las hijas de la pareja la que “se encontró con la horrible situación de ver a sus padres muertos”.
De los fallecidos, comentó la mujer que “él era profesor en una facultad y se jubiló hace cuatro o cinco años y ella trabajaba en casas de familia, pero últimamente se dedicaba a cuidar a su nieta”.
Hasta ahora nadie puede confirmar que las sospechas del hombre fueran ciertas, aunque tampoco importa. Los familiares prefirieron guardar silencio.
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