El dolor miofascial

Por DR. NORBERTO FURMAN
Doctor en kinesiología y fisiatría

Existen dolores que uno piensa que son originados en las articulaciones y que no lo son, afecciones que uno supone que nunca pasarán y sin embargo tienen un tratamiento adecuado y dan buenos resultados; si se parte de un mal diagnostico, se llega a un puerto equivocado. Hay una afección poco difundida pero demasiado sufrida que es el dolor miofascial. Esta rebelde afección se produce en ciertos sectores de los músculos del cuello, espalda, glúteos y muslos; se presentan como nudos o bandas duras y dolorosas, sobretodo a la palpación, son dolores sordos, contínuos que altera al paciente en su vida diaria.

Cuando se realizan estudios para investigar si hay hernias, artrosis o algún otro indicio que de origen a los dolores, no se encuentran y se supone que el individuo inventa el sufrimiento, cosa que no es así pues en una revisación se puede notar la gran tensión en el seno del músculo y la intolerancia cuando se la comprime. En realidad, no es que duele el músculo propiamente dicho, sino un tejido mucho más duro y profundo llamado fascia y que es el que le da resistencia y sostén al músculo; cuando se somete al cuerpo a malas posturas de trabajo, tensión nerviosa continua o tener alguna alteración de la arquitectura del esqueleto, como tener una pierna más corta que la otra o un dolor ya sea en una rodilla o cadera que haga que el paciente camine mal por un cierto tiempo, surge esta afección que sobrepasa a una contractura pues primero se tensa el músculo y cuando éste no da más, lo hace la fascia. Una vez instalada, con un simple masaje se puede solucionar la contractura muscular, pero la fascia es mucho más dura y está ubicada tan profunda que llegar hasta ella es demasiado difícil; por eso se deben hacer tratamientos que logren llegar al lugar adecuado en la profundidad y no en la superficie del músculo, hay que “estirar” esta bandas y hacer ejercicios de elongación, pero no cualquiera ejercicio, deben ser programados y dirigidos con posturas muy estudiadas por parte del profesional tratante. Existe un tratamiento llamado RPG que logra este objetivo y que se basa en posturas que mantienen tensos estas estructuras a lo largo de varios minutos pero sin moverse, se trabaja casi 1 hora individualmente y el kinesiólogo ayuda, con sus manos, a estirar los tejidos contraídos; se puede, también, usar aparatologías que lleguen a la profundidad deseada y cuando no se puede con esto se utilizan las conocidas infiltraciones que es nada más ni nada menos que depositar un remedio anti-inflamatorio en el lugar exacto del dolor y por su puesto corregir el motivo que dio origen al dolor miofascial, ya sea en el trabajo o en la practica deportiva, estudiar los desniveles del esqueleto y descartar cualquier enfermedad reumática. El dolor no es riesgoso pero hace que uno o varios músculos, no trabajen adecuadamente, es realmente molesto y doloroso y se debe curar rápidamente para evitar que se haga crónico.

afección
dolor
Dolores
fascia
músculo
NORBERTO FURMAN
posturas

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE